Lampe, Bourousis y Papanikolaou, tres de los grandes fichajes de la temporada. / Jesús Andrade
BALONCESTO | ACB

El Madrid toma el relevo

Los de Pablo Laso, vigentes campeones, parten como favoritos al título ante un Barça que se ha renovado con jugadores de calidad

MADRID Actualizado: Guardar
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Hace ya casi 20 años que el Real Madrid no logra encadenar dos títulos en la ACB. Desde aquel lejano 1994, cuando el gran Arvydas Sabonis se erigía como el dominador absoluto del equipo merengue y de la competición liguera, sólo han obtenido cuatro campeonatos de la regularidad más. Escaso bagaje para una entidad que atesora 31 entorchados nacionales pero que hace ya algunos lustros que perdió el esplendor de antaño. Además, el auge del eterno rival en este tiempo echó más sal en la herida del club de Chamartín, que vio cómo perdía su posición de privilegio en el torneo patrio y en Europa, y caía a un saco repleto de equipos secundarios del que, de vez en cuando, asomaba la cabeza, más por un arresto de orgullo que por el éxito de un proyecto asentado y reposado. Sin embargo, la llegada de Pablo Laso al banquillo blanco tras el fracasado paso del prestigioso Ettore Messina ha revolucionado la otrora dominante sección de baloncesto y de capa caída en la época más cercana. Si en su primera campaña rompió con una racha de 19 años sin sumar una Copa del Rey que colocar en las pobladas vitrinas de trofeos del Bernabéu, la pasada temporada recuperó la hegemonía en la ACB y volvió a una final en la Euroliga.

Este año, abandona por fin el puesto de aspirante y parte como favorito a renovar la primera plaza en una Liga Endesa que, nuevamente, amenaza con terminar por cuarta vez consecutiva con un duelo final entre los dos grandes, esos que se han llevado 48 (31 el Madrid y 17 el Barça) de los 57 campeonatos nacionales. Laso ha logrado instaurar un juego vistoso y reconocible que, además, ha ido madurando. Del 'run & gun' (correr y tirar), ha evolucionado a un estilo basado en una defensa intensa y unas rápidas transiciones para aprovechar las superioridades. La fluidez ofensiva en el juego estático es la asignatura pendiente y obligatoria de aprobar para dar el paso que le catapulte al título europeo. La adquisición de los automatismos que permite el contar con un grupo de jugadores que se ha mantenido estable durante dos temporadas y la incorporación de Bourousis ayudarán a solucionar este problema. El griego también aportará más calidad al juego interior y un punto de 'mala leche' del que carecía en ocasiones la plantilla merengue.

El ahora candidato, por su parte, se ha movido bien en el mercado veraniego y se ha reforzado con hombres de calidad pese al frustrado fichaje de Spanoulis, el mejor jugador de Europa la temporada pasada que, cuando parecía que cambiaría Atenas por la Ciudad Condal, decidió renovar por el Olympiacos. Joan Creus, sin embargo, ha conseguido para el Barcelona los servicios de uno de los jugadores con más futuro del Viejo Continente, el alero Kostas Papanikolaou, y ha añadido la clase de Nachbar y Lampe y el físico de Dorsey a los talentosos Lorbek y Tomic, para cerrar un grupo de postes temible, sobre todo en ataque. Xavi Pascual amplia así su ya extenso abanico de variantes ofensivas, pero deberá trabajar para que las nuevas piezas (algunas de ellas con escasa vocación defensiva) encajen en la elaborada y compleja trama repleta de trampas que suele preparar al técnico catalán a sus rivales bajo su canasta.

El Barça, por tanto, ha hecho todo lo posible para seguir siendo aspirante a todo, más aún si se tiene en cuenta su condición de equipo que no se pierde una final en un torneo nacional desde la Copa del Rey de 2009.

Con un panorama semejante, todo apunta a una nueva bicefalia de blancos y culés en la ACB. El año pasado se vieron las caras en todos los torneos que disputaron y solo el capricho de la fortuna, que les emparejó en los cuartos de final de la Copa y en la semifinal de la Euroliga impidió un pleno de 'clásicos' en las finales.

Aspirantes, ilusión y fracaso

Poco espacio parece que vayan a dejar a las sorpresas. El sistema de competición de la Liga Endesa permite que los clubes importantes puedan permitirse una mala primera fase mientras van afinando de cara a la parte final de la temporada, cuando se juegan de verdad los títulos, como le pasó a un más que discreto Barça en la liga regular anterior, que acabó dando su verdadero nivel en las eliminatorias finales. Mientras, el resto de equipos deben pelear desde el principio para conseguir sus objetivos.

En un periodo de aprietos económicos, solo Valencia Basket, Unicaja y el siempre competitivo Laboral Kutxa parecen haber dado un paso adelante en sus aspiraciones. Los taronjas han recuperado a Sato para la liga y se han hecho con Pablo Aguilar, ya uno de los grandes nombres de la ACB, y han cerrado una plantilla larga con aspiraciones de convertirse en una alternativa válida.

Mientras, los malagueños inician su enésimo intento por recuperar el lustre perdido por el camino de la mano de grandes pifias en la gestión, en los fichajes y en la elección de entrenadores. Esta vez han apostado por un valor seguro y estable como Joan Plaza y le han dado una vuelta al equipo con nombres importantes como Caner-Medley, Carlos Suárez, Granger o Toolson para volver a ilusionar a su desencantada afición.

En Vitoria, el gran fichaje se llama Sergio Scariolo, que retorna al Baskonia catorce años después para liderar una nueva reconstrucción de una entidad con el gen ganador marcado a fuego pese a la salida constante de sus estrellas pero con un presupuesto más ajustado y modesto que en el pasado.

La distancia entre la ilusión por colarse en los 'playoffs' y el drama del descenso (aunque en los últimos años, la incapacidad de los equipos de LEB Oro para cumplir con los requisitos económicos necesarios para ocupar una plaza entre los mejores ha dejado una liga prácticamente cerrada) puede cambiar de barrio en función de semanas.

Ahora bien, algunos como Herbalife Gran Canaria, CAI Zaragoza o Bilbao Basket se han ganado un voto de confianza para contar como posibles integrantes del grupo que conforma el segundo escalafón.

Las apreturas han igualado tanto la competición por abajo que la fiabilidad de los proyectos puede depender del acierto a la hora de apostar por jugadores con talento pero sin nombres reconocibles y sin experiencia en la ACB.

Así, surgirán estrellas de nuevo cuño entre un nutrido grupo de aspirantes como John Shurna (FIACT Juventut), Mike Muscala (Río Natura Monbus), Scott Wood (UCAM Murcia) o Ben Hansbrough (Herbalife), que con sus actuaciones definirán la estrecha línea entre el éxito y el fracaso de sus franquicias en una liga que, de nuevo, parece cosa de dos.