arte | exposición

Gritos, vídeos y susurros de Coleman en el Reina Sofía

Manuel Borja-Villel hace de la mayor retrospectiva del enigmático creador irlandés una de las grandes apuestas de su museo para esta temporada

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La exposición que el Museo Reina Sofía dedica hasta finales de agosto a James Coleman (Ballaghaderreen, Irlanda, 1941) es una de las grandes apuestas para esta temporada de su director, Manuel Borja-Villel. Nunca se había revisado antes en España el enigmático trabajo de este creador, un pionero en la performance cinematográfica, que desde principios de los sesenta viene explorando ese campo y cuestionando la esencia misma del medio. En muchas de las piezas, que se ven por primera vez en España, alterna Coleman gritos y susurros con imágenes estáticas o en movimiento. Es un "artista de artistas", dueño de un mundo cerrado y propio cuyas creaciones giran en torno al paso del tiempo, la memoria, el olvido y la degradación humana.

Convencido de que Coleman es uno de los grandes creadores contemporáneos, Manuel Borja-Villel, se ha reservado el comisariado de esta singular muestra que no generará colas. Reparte por varios de los espacios más nobles del museo diecisiete piezas del artista irlandés realizadas a lo largo de más de tres décadas. Es un avance, ya que a mitad de calendario, estas piezas se cambiarán por otras para completar la revisión. Es la muestra más completa a nivel internacional dedicada hasta la fecha a este hermético creador. Una selección a la que, pese a revisar lo más notable del trabajo de Coleman, Borja-Villel se resiste a llamar retrospectiva.

Partiendo de algunos trabajos tempranos e inéditos realizados en Milán e Irlanda, la exposición llega a obras de los noventa cruciales en la trayectoria de Coleman, como 'Fly', 'Box', 'Untited: Philippe VACHER' o 'Retake with evidence'. Esta pieza es la piedra angular de la propuesta de Borja-Vilel, un vídeo en el que el actor Harvey Keitel afronta un monólogo sobre la justicia y la culpa sobre textos de Edipo Rey ante unas ruinas griegas. Presentado en la XII Documenta de Kassel, la pieza explora las relaciones temporales entre la imagen y el objeto. Otro de los hitos de la selección es la trilogía de los 90 compuesta por 'Background', 'Lapsus Exposure' and 'INITIALS'.

La cocina

Además de las películas, proyecciones de dispositivas y videos, la muestra incluye una selección de documentos y archivos personales del raro creador irlandés que permiten al espectador entrar en su 'cocina'. Se desentraña, en parte, el proceso creativo de unas instalaciones en las que tanto la imagen proyectada como el aparato que las hace posible -obsoletos proyectores de ocho, dieciséis y treinta y cinco milímetros, de diapositivas y videproyectores digitales de última generación- forman parte integral de la pieza. Tanto como el sonido y el espacio que acoge cada montaje. Se ha tenido un cuidado exquisito en el aislamiento sonoro de cada sala, de modo que unas instalaciones no 'contaminen' a las otras.

Sin orden cronológico, los trabajos se reparten entre la Sala A1 del edificio Sabatini, la Sala de Protocolo y en la de Bóvedas, las recónditas carboneras del antiguo hospital de San Carlos, un oscuro y desconcertante entorno en el que se han incluido dos de la tres piezas de Coleman que tiene la colección del Reina Sofía: 'Clara and Dario' (1975) y 'Box (ahhareturnabout)' (1977).

Con la cuidada disposición de las instalaciones Coleman pretende "generar un recorrido fluido" que permita al espectador "jugar con el espacio y experimentar con él a partir de su cercanía o lejanía de las piezas". El punto de vista desde el que se observa cada una "desempeña un papel fundamental para apreciarlas".

"La realidad, su percepción y representación, el paso del tiempo, el olvido y la memoria y la construcción de la identidad y de la imagen" centran, según Borja-Villel, la producción de Coleman. El artista mezcla en sus trabajos ficción y realidad y alusiones al teatro, al folclore, a la fotografía de moda y a diversos géneros literarios "para escenificar en sus instalaciones lo alegórico, lo referencial y lo metafórico".

En sus orígenes Coleman se sirvió de los medios ofrecidos por el cine, el vídeo y la fotografía, aunque en los últimos años la diapositiva se ha convertido en su soporte preferido. Especializado en la superposición constante de imágenes, en algunos casos sin relación aparente, analiza Coleman en sus vídeos los temas que han llamado su atención a lo largo de su carrera: la denuncia social, el individualismo capitalista, las ruinas clásicas y la soledad o la degradación humanas. Él dice que su obra huye de la narración pero lo cierto es que la narratividad es una clara componente de sus propuestas a través de voces textos e imágenes.

También reacio a las entrevistas, al contacto con la prensa y detallar su intenciones plásticas, se cuestiona ahora esta distancia y ha vencido su rubor para detallar sus trayectos creativos y explicar cómo pasó de rodar "obsesivamente a mis familiares y a mi perro en Irlanda" a construir un mundo de imágenes superpuestas "que cada cual debe vivir y sentir según su propia percepción".

Coleman se formó en Dublín y trabajó en Londres y París antes de mudarse a Milán, donde desarrolló su carrera artística durante veinte años antes de regresar a la capital irlandesa. Su obra figura en importantes colecciones internacionales, como el museo de Arte Moderno de Dublín, el Ludwing de Colonia, el Stedelijk Museum voor Actuele Kunst de Gante, y el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA).