'Mierda del artista', de Piero Manzoni.
ARTE

Los hijos de Duchamp

Del ‘readymade’ a la ‘mierda de artista’, el Reina Sofía indaga en el origen de la ‘performance’ y del objeto hecho arte

MADRID Actualizado: Guardar
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En 1914 Marcel Duchamp toma una decisión revolucionaria. Recoge un botellero, lo firma y lo declara pieza artística. Había nacido el ‘readymade’ y una nueva era para el arte que aún tardaría en imponerse. En los veinte toman el testigo del liderazgo plástico primero los Picasso, Miró o Kandinsky, y más tarde los expresionistas como Jackson Pollock, cuyo “imperio” dura hasta mediado los cincuenta del siglo XX. Fue a la muerte de Pollock, cuando un heterogéneo grupo de creadores miró al pasado y encontró en Duchamp referencia y magisterio para un ‘nuevo realismo’. Unos creadores que mirándose el atrevimiento duchampiano llevaron al límite su osado lenguaje, convirtiendo en arte todo tipo de objetos, de la basura al deshecho industrial o la ‘mierda de artista’ de Piero Manzoni. Hicieron además que el ritual creativo, la ‘performance’, tomara carta de naturaleza como acto creador y creativo.

A estos tardíos y osados ‘hijos de Duchamp’ y a sus retos y logros dedica el Museo Reina Sofía una de las muestras más ambiciosas de la temporada: Nuevos Realismos: 1957-1962. Estrategia del objeto, entre readymade y espectáculo, en cartel hasta el próximo 4 de octubre. Reúne 230 piezas de 29 artistas de distintitas latitudes, orígenes y ambiciones comunes, de Robert Rauschenberg a Yves Klein, Allan Kaprow, Martial Raysse, Christo, o Piero Manzoni pasando por Jean Tinguely, Andy Warhol o Roy Lichtenstein.

El denominador común de sus obras, datadas entre 1957 y 1962, es su carácter objetual y rupturista con el discurso imperante en buena parte del siglo XX, actuando como catalizadores en un periodo muy concreto en que algo sustancial cambia en la práctica del arte. “En el paso a los años sesenta, una generación de artistas rompe la autonomía de lo moderno con un nuevo realismo, usan el espacio real y el tiempo real”, resume la comisaria de la muestra, Julia Robinson. Todos comparten un afán: “alejarse de la pintura expresiva y retornar al objeto, inspirándose en sus determinaciones más avanzadas”. Quieren “convertir los gestos grandilocuentes en acciones cotidianas y descubrir una nueva práctica artística a través de la transformación de sus estrategias y contextos”, resume Robinson.

Acto creativo

En 1957, Marcel Duchamp, gran figura del dadaísmo e inventor del ‘readymade’, pronuncia en Estados Unidos la conferencia El acto creativo. La muerte de Pollock ha cerrado una era y Duchamp dice que la expresión directa está obsoleta. Es el espectador quien “completa” la obra de arte, y el artista es un “mediador” que canaliza los significados ya inherentes a los objetos y a los materiales, abocados a cambiar a lo largo del tiempo, sostiene.

Es entonces cuando la fuerza conceptual del ‘readymade’ de Duchamp comienza a comprenderse mediante diversas exposiciones, cuando en 1959 aparece la crucial publicación de la primera monografía de su obra. Su proyecto, aún difícil, fue defendido por el músico y John Cage y puesto a prueba por Robert Rauschenberg, pionero en limar los límites de la pintura e incorporar objetos y ‘readymades’ en sus Combines.

Proliferan las propuestas más rupturistas e innovadoras que convierten en espectáculo las creaciones artísticas de unos convictos ‘duchampianos’ que huyen de los museos y acogen las galerías, que se enfrenta a lo establecido y convierten en arte toda suerte de objetos mediante su descontextualización. Creadores como Allan Kaprow, que introduce el ‘happening’ como nueva estrategia artística y el italiano Piero Mazoni que enlata su excrementos en las hoy valiosísimas latas de ‘mierda de artista’ o enmarca el ‘aliento de arista’ en globos estallados.

Prolija exhibición

La muestra del 'Reina’ recoge, en orden cronológico, instalaciones, obra gráfica, esculturas y pinturas, y diverso material documental: escritos de artistas, fotografías, libros, prensa de la época o incluso libros de invitados de las galerías. Proyecta además una docena de películas, documentos esenciales para activar y evocar las acciones que formaron parte del arte creado en aquel momento.

Parte de la sala denominada Fuera de abstracción que exhibe la respuesta de toda una generación de jóvenes artistas que se alejan de la pintura abstracta dominante. Creadores como el francés Yves Klein cuyo trabajo es una pieza fundamental de la exposición, que incluye algunos de los once ‘monocromos azules’ que en 1957 presentó en cinco galerías europeas. Klein fue el primer "hombre espectáculo o perfomance", según Julia Robinson, que destaca acciones como la liberación de 1001 globos azules, que llenaron de ‘azul Klein’ el cielo de París.

Otro creador fundamental es Jean Tinguely, que colaboró con Klein en varias exposiciones, y de quien se incluyen piezas como Excavatrice de l’espace (excavadora espacial) y Ballet de pauvres (El Ballet de los pobres) de 1961. Esta es una de la claves del recorrido, con sus diversos objetos colgados de una plancha metálica sujeta al techo, que se mueven cada tanto produciendo un ruido ensordecedor.

Se reproduce también el escaparate central de la galería Iris Clert, obra de 1960 que Arman creó recorriendo las calles de París en busca de objetos desechados y con los que rellenó el escaparate de la galería. Un año antes Arman comenzó la serie Poubelles (cubos de basura), acumulando desperdicios en vitrinas de cristal presentes en la exposición y que definían nuevos términos para la escultura y para la codificación del objeto.

La muestra se cierra con los primeros pasos del ‘Pop Art’, el periodo ‘Popie’, con el que la comisaria se refiere al Warhol que todavía no es Warhol, o al Lichtenstein que está empezando, es decir a los “cachorros” del nuevo arte.