REPORTAJE

Superviviente del 'Pepita Aurora':«Tuve mucha suerte, yo lo puedo contar»

José Crespo, 'Manteco', fue uno de los ocho marineros que pudieron salir del agua en el trágico naufragio de 2008. «Lo del ‘Rúa Mar’ nos ha removido»

Manteco, en el paseo de Barbate. Abajo, en el ‘Pepita Aurora’ con sus compañeros poco antes del naufragio. Antonio Vázquez

María Almagro

A Manteco todavía le tiemblan las manos cuando se acuerda de aquel 5 de septiembre de 2008. Cuando el naufragio del 'Pepita Aurora' y la pérdida de ocho amigos de trabajo y de vida le dejó quebrado para siempre. Él, José Crespo –59 años y 32 embarcado– fue uno de los que sobrevivió. «Tuve mucha suerte», insiste. Una y otra vez. Ahora, solo el recuerdo le estremece, le llena los ojos de lágrimas. «Puf, perdona, estoy muy nervioso con lo que ha vuelto a pasar», se refiere con dolor al reciente hundimiento de otro de estos gladiadores de la mar, el 'Rúa Mar'. Es como si se hubiera visto en un terrible espejo, en la oscuridad, en el miedo. «Los míos, pobrecitos, no lo contaron tampoco pero por lo menos nos salvamos ocho. Y eso es para quien lo pasa, las viudas, sus hijos... es terrible. No se puede explicar». «Hace unas semanas estuve con algunos de ellos en la Casa del Mar de aquí (Barbate)... luego me enteré. No me lo podía creer. Es muy fuerte... no hay palabras».

Crespo era jefe de bodega en el 'Pepita' e impresiona como es capaz de, a pesar de todo, dibujar cada detalle de lo que le ocurrió a ellos como si hubiera sido ayer. «Veníamos de Larache, traíamos poca pesca, no había mucha y el patrón me dijo 'Manteco, agarra eso fuerte que ya entramos en el Estrecho'. Había un temporal bueno. Y llegando a la mitad, empezamos a ver unas olas enormes... y ya el barco comenzó a llenarse de agua. Avisé pero me dijeron que 'ya estaba yo asustao'. Y nada, en tres minutos dio el barco la vuelta. Una entró y nos enterró a todos».

«Pude ver a algunos de mis compañeros como se iban, uno se me escapó de las manos... fue terrible»

A este curtido marinero, que desde entonces lo es en tierra, le salvó «una luz» . Cuando las crestas asesinas de un levante inesperado les abordaron y el 'Pepita' no pudo más, José se quedó dentro en una burbuja de aire que se formó en el hueco de la pared del carrete del barco. «Empecé a notar que me faltaba el oxígeno. Miré para el lado y de repente vi esa luz». No sabía ni sabe nadar así que sus brazos tiraron de él con la fuerza motora de la supervivencia y le devolvieron a casa.

«Ya en la superficie el patrón me tiró el salvavidas. Pude ver a algunos de mis compañeros como se iban, uno de ellos se me escapó de las manos por la popa... eso es muy fuerte, para el que lo vive, claro» –calla y sin poder reprimir el llanto (doce años después) da una lenta calada a su winston. «¿Cómo se nos va a olvidar algo así? Es imposible que se te vaya de la cabeza».

La conversación y este terrible recuerdo que ha vuelto a la actualidad se mantiene al lado del faro de Barbate, con vistas al mar, pero lo suficientemente lejos de la orilla para que Manteco pueda soportarlo. «Perdona que no haya querido quedar con vosotros en el muelle –confiesa– pero es que desde aquello no he podido volver allí. Lo he intentado pero no lo aguanto». «No voy ni a una piscina y ¡mira que me he tirado toda mi vida en el mar! no puedo, no puedo», repite.

Durante años él y los que sobrevivieron al 'Pepita' han estado recibiendo tratamiento psicológico. «El psiquiatra me lo decía, 'poco a poco lo irás superando', pero al ver otro caso como el nuestro uno se emociona porque, ¡me llevé 25 años con mis compañeros y verlos morir así te desbarata para siempre!».

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