Entrevista

Emilio Morenatti: «Lo que marca la diferencia es saltarse las normas»

El ganador del Premio Pulitzer, seguirá buscando «el resquicio para entrar donde no nos dejan» para contar la verdad

Emilio Morenatti

La Voz

El fotoperiodista español de referencia mantiene un discurso humilde cuando habla de su éxito. Ha ganado un premio Pulitzer para consolidarse en la élite internacional, pero aún le cuesta asimilarlo, por mucho que le recuerden sus méritos: «Yo sigo pensando que se han alineado planetas». Emilio Morenatti recogía el premio de LA VOZ por su tenacidad a la hora de contar la verdad. Su carrera profesional comenzó en Jerez, la ciudad que le vio crecer , donde dio sus primeros pasos en un periódico local con recursos limitados, obligado a aprender a fuerza de ensayo y error. Se forjó como un fotoperiodista versátil y pragmático para fichar por la agencia EFE, donde supo esperar su momento .

Y éste llegó en la ocupación marroquí de la isla de Perejil, en 2002 . La anécdota es conocida en el gremio: Morenatti pidió unos días libres para viajar a Ceuta, compró una balsa de juguete y alcanzó el islote, logrando las fotos y la información que todos buscaban . Aquel trabajo le llevó a dar el salto a la prestigiosa agencia internacional Associated Press (AP) y fue la antesala de dos décadas coberturas internacionales en las que ha marcado la diferencia: «Lo que marca la diferencia es saltarse las normas que nos ponen. No es imposible, debemos buscar el resquicio. Creo que es lo que marca esa ambición por informar: entrar en un lugar donde no se puede entrar y hacer eso que no nos dejan hacer », explica.

Durante los últimos 20 años, se ha especializado en reportajes en zonas de conflicto en África y Oriente Medio no sin dificultades . En 2006, fue secuestrado por un grupo de hombres en la franja de Gaza y tres años más tarde, en la guerra de Afganistán, fue víctima de un atentado en el que perdió una pierna. «Es un trabajo dilatado lo que me lleva hasta aquí. Un estilo de vida, responder siempre de forma inmediata a unas situaciones que se dan al trabajar en agencias. Tenía una dedicación casi exclusiva y nunca desatendí el trabajo ».

Recibió la mención de honor en los World Press Photo, el Premio Ortega y Gasset y en 2010 fue considerado Fotoperiodista del Año en España, pero su máximo reconocimiento ha llegado recientemente por un trabajo realizado en la ciudad donde reside actualmente. El jurado otorgó el premio Pulitzer a Morenatti a título individual –es el primer español en conseguirlo en solitario–, por sus instantáneas de ancianos luchando contra la covid en residencias, hospitales, calles y morgues de Barcelona. Fotografías que nos conmovieron a todos y que servirán a las futuras generaciones para explicar lo que supuso la crisis del coronavirus en nuestro país.

Una de las más impactantes, la acumulación de féretros en un garaje convertido en morgue , la consiguió colándose en un edificio a través de un conducto de ventilación: «Me impactó que una de las mayores empresas funerarias no diera abasto y tuviera que habilitar un parking como morgue con 300 cuerpos por enterrar o incinerar. Era muy impactante. Me produjo una sensación de dimensión ». Suya es también la icónica imagen del abrazo emocionado de dos ancianos separados por un plástico durante su reencuentro. « Nunca soñé con ganar un Pulitzer a título individual, ni siquiera estaba en mis registros más optimistas . Ni siquiera cuando el trabajo fue finalista. Competía con NY Times, Getty... Mucho menos cuando lo haces en un radio de cinco kilómetros alrededor de casa», explica Morenatti.

Morenatti no se considera «un artista ni una persona con talento», sino «un trabajador con tenacidad para llevar a cabo mis proyectos», pragmático en la ejecución: « Siempre he buscado la perfección fotográfica y no conformarme con lo que a priori se puede conseguir . Le doy vueltas hasta conseguir una imagen que sea entendida por todo el mundo, que sea la máxima expresión de lo que ocurre». A sus 53 años y tras recibir el máximo reconocimiento en el mundo del periodismo, el jefe de fotografía de AP en España no pierde la ilusión y pretende «sacar rentabilidad al premio a nivel de accesos»: «Los periodistas somos acceso y conseguirlo con la reputación que te da un Pulitzer sería la forma más positiva de aprovechar el premio (...). No pienso en qué foto me queda por hacer, sino en qué es lo siguiente que va a ocurrir en el mundo para estar ahí ».

Entre viaje y viaje, el último para reflejar al mismo tiempo la belleza y la tragedia del volcán de La Palma , hace una parada en Zahara de los Atunes junto a su mujer, compañera de profesión, y sus dos hijos para vaciar la mochila y recargar pilas: «Cádiz tiene algo, siento una raíz muy honda a un lugar en el que he crecido. Escucho a la gente y me siento identificado. Con lo que más me siento identificado después de haberme codeado con diferentes culturas alrededor del mundo es con esa jerga, esa la guasa y todo lo que tenemos . Tenemos algo que no se ha repetido en ningún lugar del mundo y lo echo de menos cuando estoy fuera».

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