JUICIO DE 'LA CASA DE LOS HORRORES'

El duro testimonio de Elisabeth, una de las ancianas de la 'casa de los horrores de Chiclana'

«Me daban papilla y solo bebía té», el tribunal escucha una grabación de la declaración que hizo esta mujer que vivió bajos los supuestos cuidados de la pareja acusada de maltratar y robar a estos mayores

La Fiscalía eleva su petición a definitiva y solicita 28 años de cárcel para los procesados, Estrella M. y Markus A.

'Villa Germania', la supuesta casa de los horrores de Chiclana. La Voz

M. Almagro

Una voz frágil, titubeante, asustada. La Guardia Civil llevaba a Elisabeth ante el juez poco después de haberla sacado de la supuesta 'casa de los horrores' para que declarara qué era lo que realmente había vivido en ese chalet de Chiclana donde la pareja formada por Estrella M. y Markus A. la había presuntamente maltratado y mantenido en pésimas condiciones, sin apenas comida, sin cambiarles los pañales, en habitaciones frías, casi vacías. Si le habían quitado todo su dinero. Como mantiene la acusación. A ella y, al menos, a otros tres ancianos más. Si todo eso era cierto.

Y Elisabeth intentó responder a las preguntas que le hicieron la fiscal y los abogados con la ayuda de una intérprete de alemán, su lengua nativa. Lo hizo durante la instrucción , al igual que otra de estas supuestas víctimas, Silvestre. María y Gabriel, ya habían fallecido. Nunca se les pudo escuchar en declaración judicial.

La grabación del testimonio aportado por estos dos ancianos se escuchaba este miércoles en la última sesión del juicio contra la pareja alemano-cubana procesada por haber presuntamente maltratado y quitado todo su dinero y propiedades a estos cuatro ciudadanos germanos que llegaron a esta casa de Cádiz procedentes de Tenerife convencidos por los procesados. Un patrimonio valorado por el Ministerio Público en 1.600.000 euros.

En el audio se escucha a Elisabeth resolviendo a duras penas cada cuestión. Su testimonio en primera persona era fundamental. «Me daban papilla y bebía solo té», explicó. «Me lavaban todos los días y me ponían un pañal», contestaba una a una a las preguntas relacionadas sobre los cuidados que la pareja les dispensaba. También contó que recibía su medicación. Por la mañana y por la tarde. Y que una vez que salió de allí y la Guardia Civil la llevó a una residencia se encontraba «mucho mejor».

Con respecto a su situación económica la declaración resultó, de primeras, mucho más directa. Elisabeth había firmado un poder a favor de Estrella para que ésta pudiera hacer uso de sus cuentas. « Solo les di permiso para que cogieran dinero para mis cuidados . Si lo han gastado en otras cosas, no lo sé», afirmó en referencia a la posible venta de un apartamento que tenía en el Puerto de la Cruz. Sobre ese inmueble dijo no saber qué había pasado con él. Y además, admitió haber sido la persona que fue con la procesada a una notaría de Cádiz haciéndose pasar por María Babes, la otra anciana supuestamente engañada por los acusados. «Fui con Markus y Estrella», zanjó.

En la grabación en vídeo se ve cómo en un momento de la declaración se le pidió que identificara a sus cuidadores. Al volverse, al verlos, Elisabeth se altera tanto se niega a seguir con su testimonio.

Silvestre, también declaró

Por su parte, Silvestre también pudo declarar ante el instructor. Se mostró más contradictorio. A las preguntas sobre si lo trataban bien en un primer momento aseguró que no, pero tras cuestionárselo de forma repetida terminó diciendo que sí. Además afirmó que se hacía de comer solo y que había intentado irse de allí.

Pero al margen de estos testimonios, la jornada contó con las versiones de otros testigos . En primer lugar la de un médico del centro del Novo donde María Babes ingresó en septiembre de 2017. Según explicó, la anciana llegó «en muy mal estado, deshidratada, con dificultad para respirar». Venía derivada del Clínico de Puerto Real donde había estado ingresada cinco días antes. «Pensamos que en cualquier momento podía morir pero fue darle el tratamiento y cuidarla y mejoró en cuestión de 48 horas. El día del alta se fue sonriendo».

Como expuso, la deshidratación y las llagas que tenía en boca y laringe pudieron ser consecuencia de una persona de avanzada edad con patologías y que llevaba varios días recibiendo antibióticos pero, advirtió, que ese estado tan grave era «muy raro en personas que están debidamente asistidas». Además contó que en cuanto pudo comió y bebió por voluntad propia.

También pasó por Sala una mujer que trabajó como cuidadora en la casa cuando la pareja se ausentaba. Ella pintó un escenario completamente distinto asegurando que los ancianos estaban perfectamente cuidados y todas sus necesidades cubiertas. Su testimonio se refirió a solo dos de ellos (Elisabeth y Silvestre), con los que supuestamente había coincidido. «Yo no creo que esa casa fuera la casa de los horrores», afirmó tajante.

Tras las declaraciones, las partes emitieron sus informes. Finalmente el Ministerio Fiscal solicita para los acusados 28 años de prisión elevando a cuatro los delitos por supuesto maltrato, además de estafa (subsidiariamente apropiación indebida), falsedad en documento público y lesiones.

Por su parte, las defensas han pedido la absolución de sus representados y, de manera subsidiaria, la condena por el delito de apropiación indebida aplicándole los atenuantes por dilaciones.

Conclusiones de la fiscal

En sus conclusiones, la fiscal del caso fue tajante. «Los acusados atraían a personas mayores desvalidas que además eran extranjeras y se sentían más indefensas aún en otro país y les engañaban», afirmó. «Decían que eran cuidadores, se publicitaban así y no tenían ni experiencia ni título alguno».

En su relato, la Fiscalía repasó uno por uno el caso de cada anciano haciendo especial hincapié en las pocas veces que fueron atendidos en centros sanitarios a pesar de la dependencia y las múltiples patologías que padecían, apoyándose en la prueba de los registros médicos de la documental. Además destacó que «todos los médicos que han testificado han insistido en las malas condiciones con las que ingresaban estas personas y cómo mejoraban una vez se les ponía en tratamiento».

También puso en duda la confianza y la buena relación que existía entre los cuidadores y los ancianos sin que haya pruebas que lo hayan acreditado. «No tenían ninguna preocupación por ellos», sostuvo, recordando por ejemplo el testimonio de los sanitarios que atendieron a Gabriel cuando estaba agonizando en la cama. «Murió solo», dijeron.

Por su parte las defensas se apoyaron en la permanente atención que Estrella mostraba hacia todos ellos llevándolos a los centros de mayores u hospitales cada vez que era necesario. También en las declaraciones de testigos que sí han sostenido que la pareja se dedicaba al cuidado de éstos alimentándolos, poniendo a personal a su servicio cuando ellos no estaban y dándoles su medicación, tal y como les habían prescrito.

El juicio quedaba este miércoles en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial visto para sentencia .

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