EFECTOS DEL CORONAVIRUS

«He comprado 50 euros de 'maría' y me han dado la mitad que el mes pasado»

Las dificultades que están encontrando los narcos para alijar hachís, los cultivadores para mover la marihuana y los 'camellos' para trapichear ha duplicado o triplicado el precio de estas sustancias

Quedar a las puertas de un supermercado o ir a hacer el pase con perros son las últimas formas de intentar mover la droga en la calle

Cogollos de marihuana. La Voz

María Almagro

«He comprado 50 euros de marihuana y me han dado la mitad que el mes pasado». Este es el mensaje de whatsapp enviado por un comprador habitual de 'maría' a otros consumidores en un chat. Advierte al resto de una realidad. El cannabis ha subido de precio. También el hachís . El Estado de Alarma decretado para frenar la pandemia por coronavirus está teniendo sus efectos directos también en el mercado negro. En el trapicheo de drogas. La razón es clara. «A los camellos les está costando mucho vender por la gran presencia policial que hay y porque ahora se les ve más si salen de casa o entran en sus puntos así que... se les ha puesto la cosa complicada», cuenta a este periódico un agente que suele manejarse en estos asuntos.

La situación excepcional, sobre todo la relativa al confinamiento y la libre circulación, está afectando a toda la cadena del tráfico de sustancias estupefacientes. Cuesta más obtener, mover y distribuir la mercancía pero las cargas siguen llegando o los cultivos de cannabis creciendo. Sin embargo en los traslados mucha de esta droga se está quedando en el camino, con los riesgos (y sobre todo la pérdida de muchos euros) que eso conlleva para dueños y portadores. En la última semana se ha dado cuenta de varios alijos frustrados por las fuerzas policiales que no han dejado de trabajar en investigaciones relativas al narcotráfico.

En la provincia de Cádiz por ejemplo la Guardia Civil ha aprehendido casi tres toneladas de hachís. «El inicio del Estado de Alarma, si bien está incidiendo de manera negativa en la capacidad de movimiento de las organizaciones criminales, no ha supuesto un cese de la actividad de los narcotraficantes que transportan el hachís desde Marruecos hasta el litoral andaluz, vía marítima», comentaban en un comunicado oficial. Estas incautaciones y detenciones se han efectuado en Algeciras, La Línea, Chiclana y la desembocadura del Guadalquivir. Es decir, de una punta a otra del mapa de Cádiz.

Sin embargo, la dificultad que están teniendo en conseguir su objetivo es mucho mayor. Utilizar barcos de pesca para pasar desapercibidos ahora con casi toda la flota amarrada es muy arriesgado, el no ser parados en un control de carretera y registrados, también, o el intentar mantener el mismo flujo con Marruecos se hace más difícil con las fronteras más vigiladas para todos.

Por este tipo de obstáculos donde la ley nunca ha mandado y, por tanto, el inconveniente es otra muesca más de ya de por sí lo prohibido, sirve para encarecer el producto. La ley de la oferta y la demanda. Si corren mayores riesgos más se tiene que pagar a los intermediarios y ellos mismos cobrar a sus clientes. De ahí que se hayan duplicado o triplicado los precios de las dosis.

'Camellos' con perros

En cuanto al menudeo , la historia es similar. Depende también del consumidor y del vendedor. Si se atreven más o menos según las necesidades que les marque su propio 'negocio' o adicción. Debido a los límites de libertad de movimientos decretado para controlar el virus, el trapicheo en la calle o en los habituales puntos de venta se hace más complicado.

Ir a por una 'papela' o el deambular de un lado a otro para colocar las dosis o comprarlas es mucho más visible. La continua presencia policial en las calles y el control sobre la ciudadanía hace casi imposible esta práctica ilícita. Aunque persistan y se les multen incluso. «Existe ese estamento poblacional, marginal, que no le importa nada , solo poder consumir y con ellos no hay coronavirus que valga. Además saben de su insolvencia y que nunca pagarán las multas», cuenta un agente que patrulla estos días las calles.

Pero lo intentan. Y hay quien los busca. Droga de todo tipo y también consumidores de distintas clases. «Hemos detectado que están quedando a las puertas de supermercados para hacer los pases o que también se intercambian perros para pasear y así poder ir a por la droga». Además hay clientes que compran más para tener mercancía segura para varios días.

También hay otra artimaña que consiste en que tanto compradores como vendedores se están trasladando en autobuses de línea en vez de en coches o motos para evitar así ser interceptados en los controles policiales.

En definitiva, un mercado, el de la droga, que no para, que sigue, aunque ahora adaptándose a lo que pueden hacer.

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