Entrevista a Alberto Romero

«La batalla contra el Covid nos ayudará frente a la gripe, pero la unión de ambos virus complica mucho la evolución»

«La provincia vive una segunda oleada peor que la primera y por desgracia sigue habiendo mucha incertidumbre, aunque estamos mejor preparados»

Entrevista a Alberto Romero, coordinador de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Puerto Real

José María Aguilera

Los profesionales sanitarios del Hospital Universitario de Puerto Real han sufrido sobremanera la embestida de esta segunda oleada. En un contexto pleno de resistencia, se atisba en el horizonte un nuevo desafío. Irrumpe el otoño y el cambio de estación conlleva el regreso del frío, las lluvias, la complicación de las enfermedades respiratorias y la otra epidemia perfectamente reconocida: la gripe. Alberto Romero , coordinador de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del centro puertorrealeño, desvela las claves para afrontar esta nueva situación.

¿En qué punto se encuentra la provincia de Cádiz con respecto a la pandemia del coronavirus?

Desde un punto de vista epidemiológico, la provincia vive una segunda oleada probablemente peor que la primera . El ‘efecto verano’ y la llegada masiva de gente de fuera, muchos con infección asintomática, a una población respetada por el virus en la primera oleada y por tanto con un nivel de inmunidad bajo, ha tenido consecuencias devastadoras. Desde el prisma asistencial, son peores las consecuencias, por ejemplo en Puerto Real, que da cobertura a poblaciones costeras como El Puerto, Barbate, Conil, Chiclana...

El repunte en el número de casos en el área de Bahía-La Janda es más que notable. Por desgracia, a nivel médico, mantenemos todavía mucha incertidumbre porque no hay tratamientos muy eficaces y existen muchas en cuanto a la evolución de los pacientes. ¿Por qué unos evolucionan mejor y otros peor, entre diferentes familias e incluso dentro de una misma familia? No lo sabemos.

¿Sigue habiendo más dudas que certezas?

Comparo mucho esta situación con la del inicio de la pandemia del VIH que vivieron mis antiguos compañeros . Esta generación nos hemos encontrado con el Covid-19 pero tenemos más ventajas por el mejor conocimiento científico-técnico y a nivel cooperativo. Hoy día, podemos acceder a un artículo publicado en cualquier lugar del mundo de manera casi inmediata. Sabemos contra lo que peleamos, cómo es el virus, su estructura, maneras de atacarla... nuestros antiguos compañeros que batallaron contra el virus del VIH tuvieron que afrontar una situación más dura: sencillamente se encontraban con personas que morían en urgencias a diario y no sabían por qué.

Septiembre es el segundo peor mes de la pandemia en número de positivos, hospitalizados y fallecidos. Pero desde los centros la sensación es que se ha estabilizado un poco la situación en los últimos días.

Sí. A principios de septiembre tuvimos un volumen de pacientes hospitalizados que superaba incluso al de abril , y con una gravedad mayor que nos preocupa, derivada en muchas ocasiones del retraso en la solicitud de la atención médica por parte del paciente infectado. Ahora ha empezado a remitir porque damos altas y no llegan tantos pacientes. El problema nos viene ahora con la gripe, la bajada de temperaturas y la reagudización de pacientes con enfermedades respiratorias crónicas.

«La higiene, la mascarilla y la distancia de seguridad llevan a pensar que la gripe tendrá menos repercusión»

¿Cómo afrontan la llegada de esas otras enfermedades respiratorias, que aumentan en la temporada otoñal?

Estamos a la expectativa. Ahora llega la epidemia anual de la gripe . Tenemos información de que las medidas de higiene y otras tales como la mascarilla y la distancia de seguridad pueden influir de forma definitiva para que esta enfermedad bien conocida tenga menos repercusión. Ahora también si uno tiene fiebre o síntomas es más cauto. Son buenas noticias.

Pero a la vez manejamos estudios en que vemos que aquellos pacientes que padecen de forma simultánea ambas infecciones, coronavirus y gripe, tienen una evolución clínica mucho peor . Hay que ser muy cautelosos sobre todo a nivel hospitalario, evitando focos de infección dentro del hospital. El medio de transmisión es muy similar y será clave frenarlos a ambos.

Desde las autoridades médicas recomiendan la vacuna para todos.

Va a haber una intensificación de la campaña vacunal, que comenzará a mediados de octubre . Hay un mensaje unánime por parte de la comunidad científica de vacunar a los frágiles y a los profesionales sanitarios. ‘Gracias’ a la actual pandemia tenemos cierta ventaja respecto al virus de la gripe porque nos sirven las mismas armas de la lucha contra el Covid. Hemos aprendido mucho en estos meses sobre la prevención del contagio de las infecciones víricas respiratorias.

Será decisivo que en los hospitales hagamos un doble cribado para diferenciar entre coronavirus y gripe. Habrá que habilitar zonas de aislamiento separadas: coronavirus por un lado, gripe por otro y ninguna de las patologías en otras salas. Diseñar circuitos diferentes en la entrada de los pacientes, y controlar tanto con la vacuna antigripal como con las pruebas PCR a las personas de riesgo y a los profesionales sanitarios, que estamos en permanente contacto con ellos y con el exterior y no podemos convertirnos en un foco de contagio.

¿También vale la PCR para detectar la gripe?

Así es. De momento es la prueba con mayor fiabilidad para diagnosticar la infección . Los nuevos test de antígenos están llegando y parecen tener una eficacia similar pero con una respuesta mucho más rápida. La ventaja del test de PCR de muestra nasofaríngea es que permite evaluar las dos infecciones con una única muestra.

Si el paciente tiene síntomas, con el test de antígenos es suficiente, pero si es asintomático, mejor confirmar con la PCR. Por suerte, la misma prueba vale para saber si se tiene el coronavirus o la gripe.

¿Cuál es la diferencia entre las dos pandemias?

De puertas para fuera del hospital, los primeros síntomas son similares. Fiebre, tos, cansancio... Pero observamos que el perfil de pacientes es diferente. El enfermo de gripe suele tener una patología previa, hay mucho fumador y reingresa de manera habitual por esta o diferentes patologías respiratorias a lo largo del año. Lo conocemos bien.

El paciente afecto de Covid tiene otro perfil. Presenta poca patología de base: quizás hipertenso, obeso ... pero es habitualmente un paciente sano. En cuanto a la clínica que producen, mientras que en la gripe nos preocupa la neumonía que produce la propia infección, en el coronavirus lo preocupante no es tanto el virus en sí, sino la reacción inflamatoria desmedida que produce nuestro propio organismo como respuesta a la infección, esto nos despistó mucho en la primera oleada. En algunos pacientes, cuando pasan los primeros 8-10 días, el propio sistema inmune genera una inflamación excesiva, la conocida como tormenta de citoquinas, que es la realmente dañina. Esto hace que, de una forma que puede parecer contradictoria, estemos tratando una infección con fármacos destinados a ‘modular’ o inhibir nuestras propias defensas.

«Será clave un doble cribado para distinguir y habilitar zonas de aislamiento separadas: salas para coronavirus, gripe y ninguna de estas patologías»

Uno presenta fiebre, tos, cansancio... ¿tiene el virus? ¿la gripe? ¿Qué hacemos?

La recomendación es solicitar atención al sistema sanitario mediante los protocolos establecidos (Salud Responde, 112 atención primaria...) e informar de la situación clínica. La experiencia de los sanitarios en este primer cribado es muy importante, porque conocemos qué síntomas y signos clínicos son claves en el diagnóstico del coronavirus. Ello permite decidir, en función de lo que el paciente relata, cuáles son los pasos a seguir (acudir a urgencias o bien esperar confinado en casa a que se le haga la prueba PCR).

Habla de vacunas, más pruebas PCR con un doble cribado, habilitación de nuevas salas en los hospitales para enfermos Covid y pacientes con gripe... Con los recursos actuales ¿es posible?

Si hay algo que pone de manifiesto la pandemia es que el sistema sanitario está respondiendo, pero hay una sobrecarga indudable que afecta de manera más notable a la primera línea de batalla: Atención Primaria, Servicios de Enfermedades Infecciosas, Epidemiología, Preventiva, Microbiología y, sobre todo, las UCIs. Ahora mismo estamos ‘achicando agua’, no en un contexto de supervivencia, pero sí de gran sobrecarga.

Hay recursos, están ahí, pero hay falta de personal para poder contratar. Las bajas no se pueden cubrir porque no hay sanitarios en la bolsa de trabajo. No a corto plazo, pero en medio y largo plazo habrá que reestructurar el mercado laboral y potenciar que regresen esos profesionales sanitarios que se marcharon fuera de España o a la privada en busca de mejores condiciones laborales.

Plantea un escenario realista que no deja de ser perturbador. ¿Cómo puede haber compañeros de profesión que ofrezcan versiones tan absolutamente contrarias?

A todos nos ha pillado por sorpresa. Desconocíamos y aún desconocemos en parte el origen, tratamiento y otros aspectos de esta infección. Y en este campo de incertidumbre se emiten opiniones personales, en ocasiones erróneas, aunque luego muchos se han retractado. Decir que es una gripe pero algo más suave fue un craso error. El coronavirus nos preocupa y en determinados pacientes alcanza una gravedad clínica con tasas de mortalidad nada despreciables.

¿Por qué ha afectado más a la población joven en esta segunda oleada?

La edad del paciente ingresado en esta segunda oleada es menor. El paciente es más joven y con menos enfermedades. Hay que relacionarlo con la situación epidemiológica. El contagio se produce fundamentalmente en las reuniones con grupos de personas. En esta segunda etapa las personas mayores han permanecido en casa en su mayoría, mientras que la población joven y adulta (con ganas de salir después de un confinamiento duro) estaban en las terrazas, playas y fiestas. Ahí e s donde el virus ha atacado con mayor facilidad.

Y por último, en Puerto Real también han tenido que bregar con el virus del Nilo. ¿Qué ha ocurrido?

Ha venido a rematar lo que algunos llamamos ‘el año de los infectólogos’. Listeriosis, coronavirus, el Crimea-Congo y el virus del Nilo. No nos pilla por sorpresa, pues ya tuvimos tres casos ingresados hace pocos años. Está bien establecido en la ganadería, pero es verdad que este año el salto a la población humana ha sido importante. No deja de estar relacionado con la pandemia del coronavirus: durante el estado de alarma se han paralizado muchas actividades a nivel institucional. Ha habido menos fumigaciones y ha proliferado el mosquito de manera descontrolada. En este tipo de infección es clave el control del vector (en este caso el mosquito) y esto hace que la fumigación sea un punto esencial.

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