CRISIS POR EL CORONAVIRUS

Las almadrabas se ponen a punto para la pesca del atún rojo

El estado de alarma cogió al sector en plena fase de calamento de las artes y ahora afronta la campaña a la espera de que mejoren las condiciones climáticas

Imagen de la última campaña de pesca de atún rojo en Cádiz A. V.

Javier Rodríguez

El Estrecho ya está lleno de atunes buscando las aguas cálidas del Mediterráneo. Como cada primavera por estas fechas las almadrabas gaditanas , un arte de pesca milenario, ya están preparadas para su captura. Este año la cuota asignada es de 1.500 toneladas frente a las 1.340 toneladas del año pasado. El estado de alarma cogió al sector almadrabero en plena fase calamento , lo que ha originado un retraso en la instalación de los copos para la pesca del atún rojo. LAVOZ ha podido saber que algunas almadrabas ya están preparadas para iniciar la temporada, sin embargo, el mal tiempo ha impedido, de momento, echarse al mar.

La temporada de 2019 arrancó el 26 de abril y fue la almadraba de Conil la que hizo la primera ‘levantá’. En 2018, la campaña comenzó el 24 de abril y tuvo como protagonista a la almadraba de Barbate, que hizo la primera ‘levantá’. La temporada de pesca del atún rojo culminó el año pasado a mediados de junio con 6.000 capturas entre las cuatro almadrabas: Barbate, Conil, Zahara y Tarifa, solo las tres últimas lograron entonces 5.497 piezas. La recuperación de la especie es un hecho incuestionable después de una década de restricciones por parte de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (Iccat), organismo encargado de velar por la explotación de la especie y al que pertenecen 52 países.

Cabe recordar que la pasada campaña se llevó a cabo con una fuerte presencia de observadores del organismo regulador que vigilaron muy de cerca el cumplimento de la normativa en cuanto a calibre y cuota. De hecho, fue también constante la presencia de la Guardia Civil ea raiz de denuncias e investigaciones sobre fraude en la venta de atún rojo en pescaderías.

Las medidas de restricción implantadas en los últimos diez años por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico (ICCAT) han permitido una reproducción masiva. Pese a todo, los gestores que velan por el mantenimiento de la especie tampoco abrieron del todo la mano a su pesca en la campaña de 2018. La última reunión de este órgano, compuesto por una comisión de expertos y científicos de medio centenar de países, se celebró en Marrakech y, pese a constatar que la especie había evolucionado de manera muy satisfactoria, se optó por ampliar la cuota general de pesca en 4.000 toneladas, pasando de 28.000 a 32.000. No obstante, esta misma progresión se ha mantenido en 2020.

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