El Consejo de Navantia eleva a la SEPI el futuro de los petroleros para su veredicto

Una obra compleja, pero viable. Esta fue una de las conclusiones a las que se llegó ayer en Madrid durante la reunión que mantuvo el Consejo de Administración de Navantia en relación al proyecto para la construcción de seis petroleros en tres fases. El presidente de la compañía, José Manuel Revuelta, expuso los pormenores del contrato que se persigue firmar con el grupo vasco Ibaizábal y delegó en la SEPI, principal accionistas de los astilleros públicos, el veredicto final. En la reunión de este miércoles no se tomó ninguna decisión al respecto. El Consejo de Administración de la SEPI, sociedad del Ministerio de Hacienda que controla a las empresas públicas del país, será quien decida finalmente el próximo 28 de julio sobre el futuro de este polémico contrato.

La construcción de seis petroleros no cuenta con un respaldo unánime dentro del Gobierno de la nación debido a los altos riesgos que entraña la operación. Las conclusiones de un informe económico, adelantadas por LAVOZ el pasado lunes, ponen de manifiesto, por un lado, la escasa rentabilidad de la obra para la industria naval española y, por otro, el riesgo que asume Navantia al embarcarse en un proyecto donde actúa solo como mano de obra. No hay que olvidar que el astillero coreano de Daewoo participa como socio estratégico aportando el diseño, la tecnología y los bienes de equipo.

Sin embargo, una de las razones por las que se ha puesto en tela de juicio el proyecto afecta directamente al grupo vasco Ibaizábal, que ha solicitado la construcción de los barcos a través de su armador Ondimar Transportes Marítimos sin tener atados al cien por cien a sus clientes finales. Los seis petroleros de la serie Suezmax, especiales para navegar por el canal de Suez, son para las compañías Repsol y Cepsa, sin embargo, se ha podido saber a posteriori que Ibaizábal aún no ha cerrado el compromiso de arrendamiento de la flota con ambos clientes, lo que añade aún más riesgos a la operación. Ibaizábal será el encargado de alquilar por medio del 'leasing' estos barcos a ambas compañía petrolíferas, pero no existen garantías aún.

La gota que ha colmado el vaso ha sido las dificultades que existen para que el grupo vasco Ibaizábal perciba las ventajas fiscales que proporciona el 'tax lease', una norma europea que permite rebajas de impuestos en las operaciones navales.

El quinto gasero, en el aire

La construcción del quinto gasero por parte de Navantia para Gas Natural también se encuentra en el aire o, al menos, es lo que se deduce de la ausencia de noticias entre el constructor naval y el armador noruego Knutsen, que pilota este proyecto. El acuerdo para construir un quinto metanero para Gas Natural se alcanzó el 9 de diciembre de 2013 después de que los armadores Knutsen y Elcano adjudicaran por sorpresa un contrato multimillonario a los astilleros asiáticos para la construcción de cuatro barcos de estas mismas características.

Alegaron que Navantia no había presentado a tiempo la oferta y, además, que los astilleros públicos españoles no tenían tecnología suficiente para desarrollar un producto donde Corea y Japón son los líderes del mercado. El Gobierno de la nación tuvo que intervenir para reconducir la situación y evitar el desprestigio.

El resultado fue la contratación de un quinto barco a Navantia, pero antes era necesario desarrollar una oferta técnica y económica asumible por el armador Knutsen. El trabajo se ha hecho, sin embargo, según las últimas informaciones, Navantia podía haber abandonado el proyecto para centrarse en los petroleros. El diario 'Expansión' apunta a que el principal problema se ha encontrado a la hora de patentar el diseño español.