El carácter participativo y cultural del Carnaval es clave para su designación como patromonio
El carácter participativo y cultural del Carnaval es clave para su designación como patromonio - antonio vázquez
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El valor de Cádiz

El casco histórico y el Carnaval luchan para ser reconocidos por la Unesco como patrimonio mundial y de la humanidad

jesús a. cañas
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Si Cádiz fue puerta de Europa con América, crisol de culturas, punto de confluencia de ideas, ejemplo del mejor urbanismo del XVIII, sede de la primera constitución española y uno de los ejemplos más sobresalientes de ciudad fortificada, ¿qué más falta? ¿Qué tiene que darse para que la trimilenaria vea su nombre estampada en las letras doradas del patrimonio más sagrado? Ese que dicta cada año la Unesco en días como éstos y en los que la ciudad vuelve a quedarse fuera de toda quiniela.

Y no es porque la ciudad haya estado cerca de conseguirlo, es que siquiera sus candidaturas han echado a andar. No es una cuestión chovinista, pero lo cierto es que la ciudad tiene argumentos más que de peso para colarse en alguna lista de la Unesco.

De entrada, son dos valores los que pelean por conseguirlo: el Carnaval de Cádiz para ser reconocido como patrimonio de la humanidad y el recinto amurallado, como patrimonio mundial.

Ambas iniciativas se encuentran, en estos momentos, en trámites muy incipientes y a la espera de que desde la propia Junta de Andalucía se impulse la candidatura. De hecho, en el caso de un patrimonio inmaterial como el Carnaval, en estos momentos el equipo de trabajo que impulsa la candidatura se afana por acabar la redacción del informe. Así lo explica el coordinador de dicho grupo y miembro del Aula del Carnaval, Felipe Barbosa. «Estamos ultimando el formulario y, una vez que esté listo, nos sentaremos con el director de Bienes Culturales de la Junta», explica el experto. Eso será tras el verano, a la vez que se intentarán sumar más adhesiones de asociaciones, colectivos y del propio nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento.

Eso ayudará a dar peso y consistencia a la iniciativa, máxime cuando la Unesco valora especialmente que las candidaturas estén impulsadas y defendidas con un amplio consenso social. Sin embargo, antes de llegar a París el camino es largo y tortuoso. En primer lugar, será la Junta la que tendrá que decidir si apuesta por el Carnaval gaditano y presenta el informe al Ministerio de Cultura. Luego, éste deberá remitir sugerencias, cambios o modificaciones al informe y, tras varios informes y dictámenes de comisiones, presentarlo a la Unesco. En todo este proceso pasan, como mínimo, dos años.

Patrimonio vivo

La Unesco valorará si es un ritual o tradición vivo, que cuente con amplio apoyo social, que sea identitario y que, además, sea capaz de generar oficios o saberes únicos y tradicionales. De entrada, todo esto parece cumplirlo el Carnaval de Cádiz que, en cualquier caso, deberá demostrar porqué tiene que estar reconocido a nivel mundial. Ahí será primordial que justifique qué hace único al Carnaval de Cádiz y distinto de otros ya declarados.

Más complicado, de entrada, parece tenerlo la otra candidatura en la que figura el nombre de Cádiz. Fue en octubre del año pasado cuando el Foro Cádiz 2012 presentó a la Junta un completo informe para que la comunidad autónoma defienda a Cádiz como candidata a ser declarada patrimonio mundial por la Unesco. En este caso, el proceso es algo distinto. Así, en primer lugar, Cultura de la Junta debe determinar si decide incluir el proyecto en su lista de candidatas por Andalucía.

Es justo ahí donde se encuentra el informe presentado por el Foro y que afectaría a su recinto amurallado, como explica Manuel Paredes, miembro del Foro Cádiz 2012. De momento, la Junta no se ha pronunciado, pero cuando lo haga, si es de forma positiva, se pueden reclamar cambios en el informe y Cádiz entraría en una lista por un periodo mínimo de un año.

Que entre en posición de salida ya es otra cosa. En la actualidad, los dólmenes de Antequera o Medina Azahara de Córdoba parecen estar más cerca de representar a Andalucía. Tras salir de la lista, pueden pasar hasta tres años para que y después del paso de distintos informes y comisiones, la Unesco se decida a declarar a Cádiz. Entre los elementos de juicio, se tiene en cuenta el valor artístico y, ante todo, su carácter excepcional. Será ahí cuando Cádiz tenga que defender que su recinto amurallado es tan único y singular como parece.

Todo ello, cuando parece complicado llegar a ese punto, ya que la Unesco prima ahora los patrimonios de otras ciudades que no sean europeas (ante la números presencia de Europa en la lista). En el Foro lo saben pero no piensan cejar en el intento de conseguirlo. De ahí que esperen el pronunciamiento afirmativo de la Junta a iniciar el largo camino. Mientras, están dispuestos a pelearlo lo necesario, consiguiendo más apoyos populares y del propio Ayuntamiento. No es para menos, en juego está que, por fin, a Cádiz se le haga justicia. Un reconocimiento real y efectivo y que vaya más allá de un buen piropo.

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