Diego Valderas, el acusador que se volvió defensa del PSOE en el caso de los ERE

La entrada en el Gobierno andaluz de Izquierda Unida ha obrado una metamorfosis digna de Kafka en la figura del vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas. El coordinador regional de la federación pasó de fustigar a José Antonio Griñán con el látigo de la corrupción durante la campaña de las pasadas elecciones autonómicas en marzo de 2012 a eximirlo de cualquier responsabilidad política en el fraude de los ERE durante una comisión de investigación que se cerró en falso, sin conclusiones ni culpables. Fue sentarse en el Consejo de Gobierno y olvidarse de un plumazo de que en marzo de 2011, sólo un año antes, había pedido la dimisión de su consejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, a la que acusó de «ofrecer su cabeza para blindar a Chaves y Griñán» en el caso de los ERE al no trasladarle los informes del interventor de la Junta que cuestionaba el sistema de financiación empleado para repartir ayudas sin control.

Donde dijo digo, Diego empezó a decir pacto. Ante cualquier movimiento que desestabilizara al expresidente y pusiera en peligro su Vicepresidencia en la Junta, como la referida comisión de investigación o la preimputación de Griñán, Valderas ha actuado siempre como un fiel aliado, a veces extralimitándose. En agosto pasado, no dudó en cargar contra la juez que instruye el caso de los ERE fraudulentos, que «no se distingue», dijo, por «su celeridad ni prontitud» en la investigación. Añadió que Andalucía necesita ya «pasar página» de este asunto «y pasarla conociendo el alcance y las responsabilidades políticas y penales». Palabras que luego matizó.

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