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Guarderías

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Muchos padres de Cádiz no podrán escolarizar a sus hijos menores de tres años en los centros concertados porque no hay suficientes plazas subvencionadas. El problema de este año no es nuevo. Viene de lejos y se repite siempre por estas fechas cuando por desgracia un trámite como la escolarización deja de ser ordinario y se convierte en un auténtico tormento.

Pese a que se trata de una educación no obligatoria, los padres deberían tener siempre la posibilidad de matricular a los niños en guarderías con independencia de las cuestiones económicas y las necesidades laborales. Sin embargo, la tendencia actual va cada vez más en sentido contrario. La falta de recursos y la carencia de trabajo hacen que cada vez sean más los adultos que se quedan en casa y es sobre ellos sobre quienes recae el cuidado y esa primera educación de los niños. Trato de comprender a quienes prefieren que sus hijos permanezcan en sus viviendas, alejados de la dinámica de un centro de estas características, hasta los tres años. Pero entiendo que a partir de los doce meses las guarderías tienen una función muy importante en el desarrollo de los niños y les ayuda a valerse por ellos mismos.

Aunque los detractores opinen lo contrario, no es lo mismo un menor acostumbrado a las rutinas de su guardería, al trato con los profesores y sus compañeros de aula... que uno que permanece bajo el amparo de sus progenitores o familiares. Lo más normal es que el primero siempre reciba una estimulación extra, una motivación que ayude a formar su personalidad en esa edad que todos los expertos califican como crucial.

Las guarderías no deberían considerarse recursos extremos a los que acudir «porque no hay más remedio» sino más bien opciones prioritarias a las que acceder con el convencimiento de que favorece a nuestros niños al margen de las posibilidades económicas y de la consabida conciliación tan recurrente en una sociedad demasiado hipócrita en este sentido.