Los novios, ya a salvo, junto al fotógrafo en la playa de Itzurun. :: gorka zabaleta/baleike.com
Una ceremonia en remojo

Una boda la mar de peligrosa

Un grupo de surfistas rescata a una pareja de novios que fue arrastrada por una ola mientras se hacía el reportaje fotográfico en una playa

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La captura de una imagen simpática para ser guardada en un álbum de fotos de boda pudo convertirse ayer en tragedia en una playa de Zumaia (Guipúzcoa). El mar arrastró a una pareja de novios y a las dos personas que se lanzaron al agua para socorrerlos y sólo la rápida reacción de un grupo de surfistas evitó que el mar se cobrara alguna vida.

La mañana despertó con su mejor cara. El sol invitaba a acudir a la playa, y el de ayer fue el día elegido por una pareja de novios para plasmar en imágenes su compromiso. Ella, vestida de blanco, y él, con traje oscuro, se acercaron acompañados por un fotógrafo a la zona derecha del arenal, bajo un promontorio. En un momento dado, la pareja entró en el agua y comenzó a salpicarse. El fotógrafo no paraba de tomar instantáneas del juego. No imaginaba que la alegría se convertiría en nerviosismo en cuestión de muy pocos segundos.

Los movimientos de la pareja eran seguidos por decenas de personas que paseaban o tomaban el sol. «Vi cómo los dos entraban en el agua y recordé que en esa zona suele haber mucha resaca. La mujer llevaba un vestido de novia con cola, algo complicado para estar en la playa. Comenté con la gente que estaba a mi lado que no me extrañaría que sucediera algo», recordaba una testigo horas después.

Sus palabras fueron premonitorias. Como si de una zarpa se tratara, una ola derribó a la novia y la fuerte resaca la empujó mar adentro. Viendo las dificultades que pasaba su prometida, el novio se adentró en el agua para rescatarla, pero él también fue engullido por el flujo. Dos personas que se hallaban en las inmediaciones se lanzaron a salvar a la pareja, y también ellos fueron arrastrados por la marea.

Apremiadas por los apuros que estaban pasando los cuatro, las personas que se hallaban en la arena comenzaron a gritar y a silbar a los surfistas que cogían olas en la rompiente para que fueran a auxiliarles. «Al oírles, al principio pensé que nos estaban avisando de la llegada de una serie de olas. Miré y sí, llegaban las olas, pero enseguida nos dimos cuenta de que era otra cosa y de que había gente en el agua», comentó uno de los deportistas implicados en el rescate. «Nos acercamos seis o ocho compañeros y entre todos pudimos sacarles del agua». Montados sobre las tablas de surf, los novios y sus primeros rescatadores pudieron por fin llegar a la orilla, hechos un manojo de nervios.

«El fotógrafo por fin habrá podido obtener una imagen curiosa para el reportaje de bodas», comentó una mujer con sarcasmo. Otra agradecía la presencia de los surfistas en la playa. «De otra manera podría haber ocurrido una desgracia».