EL CANDELABRO

MUY DESEADO

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Carolina Cerezuela y Carlos Moyá esperan un bebé. Es una noticia estupenda, de ésas que le encanta dar a la 'BBC' (Bodas, Bautizos y Comuniones) y por las que es imposible no alegrarse. Carolina y Carlos anuncian que esperan un hijo y acto seguido añaden que se trata de un bebé «muy buscado», «muy deseado»... Y de pronto una cae en la cuenta de que últimamente resulta casi imposible dar la noticia de un próximo natalicio sin que el anuncio vaya acompañado de una aclaración casi redundante en los tiempos de la píldora, la planificación familiar y el aborto.

Esta aclaración es que se trata de un embarazo plenamente voluntario y programado con antelación. No vaya a ser que la criatura, llamada en este caso a ser famosa desde la cuna, vaya a traumatizársenos algún día al descubrir con pavor que no fue un bebé lo que se dice soñado, sino que llegó a este mundo como se llegaba antaño: por casualidad, error de cálculo o simple descuido.

Porque antes, desde luego, la cosa era más o menos así. Antes nacías por tu cuenta, casi por iniciativa propia (si es que un óvulo y un espermatozoide pueden tener alguna iniciativa) y sin necesidad de contar con el permiso de tus padres. Era un nacimiento más libre y autónomo, más en plan: «Aquí estoy, porque he nacido». Y no por eso te traumatizabas. Qué va. Al contrario, yo he conocido a más de una y más de uno que hasta presumían de ello. «Nací de penalti», decían. O «yo soy hijo de Ojino», proclamaban con una mezcla de sorna y orgullo, aludiendo a aquel rupestre método anticonceptivo que se ejercía a ojo de buen cubero y que, precisamente por eso, arrojaba un índice de error altísimo. Hoy en cambio los niños son de diseño. Se planifican con meses o años de antelación y para traerlos a este mundo en condiciones hace falta estudiar casi una carrera. Libros y libros sobre el embarazo, el parto, el sueño, la alimentación del bebé, su completo bienestar... Y, sin embargo, las consultas de psicología infantil nunca estuvieron tan llenas.