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Ley y trampa

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El Congreso ha aprobado la Ley Audiovisual, mucho tiempo esperada y, en conjunto, un tanto decepcionante, como no podía ser de otro modo. La nueva Ley regula lo ya regulado -cuestiones horarias y franjas 'protegidas'-, reglamenta lo sujeto a negociación -los minutos de publicidad por hora- y se completa con enjuagues políticos y empresariales de diverso orden. Al poder político le concede una prebenda importante: poder cerrar cadenas de radio que el poder político en cuestión considere 'piratas' (¿no están para eso los tribunales?). Y al poder fáctico, que es el de los grandes canales privados, le concede por vía de omisión otra ventaja notable: la ausencia de instancias eficaces que puedan sancionar la vulneración de la norma en lo que afecte al espectador (ya que para eso, una vez más, tampoco están los tribunales).

Suena al viejo refrán: quien hace la ley, hace la trampa. Uno repasa esta ley y constata que, en realidad, no es un texto de servicio público, un reglamento a medida del ciudadano, sino que más bien es un texto de compromiso político; orientado, eso sí, por el 'lobby' sectorial correspondiente, que en este caso son las cadenas privadas agrupadas en UTECA. Un rasgo singular de la política española de los últimos años es ese peso de los 'lobbies': lo vemos tanto en la Ley del Cine como en las medidas sobre propiedad intelectual o, en el aspecto económico, en el peso determinante de los sindicatos, por poner sólo tres ejemplos. Es un proceso de 'neofeudalización' de lo público que los sociólogos británicos, hace ya algunos años, llamaron 'neocorporativismo'.

En nuestro caso, los 'neofeudales' son los partidos y los canales privados. Y los siervos de la gleba, usted y yo, atados a la tele que nos ponen como, en el siglo XII, el campesino a la tierra. Ahora esta Ley irá del Congreso al Senado, donde, con toda seguridad, volverá a funcionar la constelación de intereses, que es el nombre que Max Weber daba al perfil del poder en nuestro tiempo. Y antes de un año volveremos a hablar del problema audiovisual en España. Al tiempo.