Las celebraciones privadas pierden clientes por el elevado precio de las entradas. :: JUAN C. CORCHADO
Ciudadanos

La crisis y la lluvia desinfla los planes de los gaditanos esta Nochevieja

Las celebraciones en las casas y los alojamientos rurales le ganan terreno a los cotillones y las fiestas clásicas de Fin de Año

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El clásico cotillón de Nochevieja se desinfla en la provincia. Muy pocos establecimientos han solicitado permisos especiales para despedir el año con una macrofiesta, por lo que quedarse en casa y salir de bares para tomar las últimas copas se convertirá en la primera opción de los gaditanos. Los culpables: La crisis económica y el mal tiempo, fundamentalmente. Si no se tiene en cuenta a los establecimientos que van a organizar eventos con su aforo habitual, el resto del sector hostelero no ha preparado nada especial. Definitivamente serán los hoteles los que saquen beneficio con un buen estado de las reservas .

En general, el bolsillo sigue corto desde el año pasado y la previsión meteorológica mantiene a Cádiz en alerta amarilla al menos un día más, lo que resta adeptos a celebrar la fiesta en la calle -bien en locales, bien en el botellón-.

Precisamente en noches con la de hoy es cuando la Policía Local suele hacer la vista gorda con los que beben en la calle y se ponen menos multas. Lo único que hay que procurar es no armar demasiado escándalo. Pero las inclemencias del tiempo harán el trabajo de los agentes esta noche.

La pérdida de clientes del cotillón no es nueva, aunque ningún año ha tenido tan poca aceptación como éste. El elevado precio de la entrada y las dificultades para cambiar de local han pinchando una de las opciones clásicas del Fin de Año. Si de lo que se trata es de celebrar fuera de casa, los gaditanos se decantan por el turismo rural. La Sierra está de moda y prácticamente desde el puente de la Inmaculada las reservas se encuentran al 100%.

Temporada alta en La Sierra

Quizá los cortes de carretera por el temporal y las inundaciones de los últimos días ensombrezcan la celebración de esta noche, pero de momento no hay un elevado número de anulaciones. A unas horas de las campanadas, encontrar sitio en un alojamiento rural se ha convertido en una misión imposible.

¿Quiénes son los que se van al campo para despedir el año? Lejos de las fiestas de amigos de varios días donde siempre se va la mano con el alcohol, las familias se convierten en los principales clientes. La mayoría de la propia provincia y el resto, a repartir entre sevillanos y malagueños.

Los municipios más beneficiados por el cambio de tendencia son Grazalema, el monte el Albarracín de El Bosque o el pantano de Zahara de la Sierra, entre otros lugares. Para esta últimas horas del año y para el primer fin de semana de 2010 los alojamientos rurales de la zona se encontrarán al 100% de ocupación según confirma propietarios, ayuntamientos y la Asociación de Turismo Rural de la Sierra.

Los empresarios de la comarca hablan de este fin de semana como el agosto del turismo, llegando a alcanzar cifras parecidas que durante el mes de vacaciones. ¿Vuelve la temporada alta? Todo parece indicar que La Sierra añadirá este periodo -que podría empezar desde el primer puente de diciembre y prolongarse hasta Reyes- a las fechas de grandes beneficios que antes se en el verano.

El tipo de turista que se acerca a la comarca estos días, según los hosteleros y propietarios de los alojamientos, se decanta por las casas y no por los hoteles. De hecho algunas de estas instalaciones, sobre todo los pequeños establecimientos, incluso cierran para celebrar las fiestas en familia.

Los clientes buscan para estos días viviendas espaciosas donde se puedan concentrar grupos importantes. Además, los visitantes valoran mucho que tengan terreno donde poder hacer alguna candela o chimenea que anime a las reuniones. Para estos días incluso las casas más aisladas son demandadas ya que no se buscan servicios de hostelería u otro tipo, sino que basta con un lugar donde la propia familia prepara las comidas que después disfrutan.