Sociedad

La Scarlett ibérica

Thaïs Blume es Cris, la actriz porno de 'Sin tetas', una chica violada en 'Luna caliente' y la próxima guapa de España, aunque también sabe reivindicarse: «Soy más que un cacho de carne»

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Con cinco añitos hizo de Blancanieves, aunque haya cambiado de registro. Pelotazo del deseo en 'Sin tetas no hay paraíso' y ahora musa de Vicente Aranda en la erótica 'Luna caliente', que se estrena el próximo 8 de enero, Thaïs Blume (Barcelona, 1984) está a un tris de subir al pedestal de las fantasías sensuales de los españoles, aunque la futura guapa oficial no duda en enseñar el carné de actriz: «Soy más que un cacho de carne».

De lo de Blancanieves, la Scarlett Johansson ibérica guarda más que un recuerdo nostálgico, si es que ya tiene edad para sentir nostalgia. Además del uso de razón y las tablas, Blume estrenaba el fogonazo del éxito. «Recuerdo perfectamente la sensación del aplauso que sentí ese día, una especie de mariposas que te llenan la barriga y que no he vuelto a olvidar nunca. Eso me sigue acompañando. Creo que nací actriz». La niña sería artista, más claro agua, aunque aún tuviese que pasar por las clases del director y actor Álex Mañas -«él me dijo que siempre fuera libre»- y el clásico estudio barcelonés de Nancy Tuñón.

Con 15 años ya sabía que «sería mi carrera». Luego llegó el teatro social con la compañía Pokhara y la voltereta biográfica. Cambiaba la escena más o menos hippie de la calle por un papel de Cris, una actriz porno en la serie que encumbró a Amaia Salamanca y Miguel Ángel Silvestre. «El nombre de la serie me asustaba mucho, pero fui al 'casting' y Carlos Manzanares me dijo que me quería en el elenco». Complejos, pocos.

Sexo y polémica

En su discurso hay más ingenuidad que aires de diva, aunque cada vez la reconocen más por la acera. «Cuando alguien me pide un autógrafo por la calle, lo sigo pasando mal. Me pongo roja». Pero como tímida no es sinónimo de ñoña, a Blume no le preocupe que digan que las rubias son tontas. «Me da igual, yo soy teñida», precisa, y se defiende de la losa de la etiqueta. «Con gafas igual hubiera conseguido un papel y si soy así es sólo culpa de mi madre».

Del rodaje de 'Sin tetas' se queda con las amistades, la fama y algunas anécdotas. «Me pusieron una doble pese a que yo no la había pedido». No era para tanto. «Me tenía que dar un beso con el protagonista y quitar el sujetador». Desecharon la escena. «Pobrecilla, la doble». Cuando rodó 'Luna caliente' con Aranda, no había especialistas para unas escenas de cama que dejaban en pañales a las de la serie de televisión. «Yo soy una adolescente que sufre una violación y se engancha a su violador. Fue más difícil ver la escena que rodarla con un pedazo de actor como Eduard Fernández». Más agria fue la polémica que suscitó la película en su presentación en la Seminci: «Es ficción, no hay más, y no significa que nadie esté de acuerdo con la violación, obviamente».

Pasadas la tormenta y las ruedas de prensa incómodas, se enfrentará en los próximos meses a proyectos menos espinosos. Es parte del elenco de «un culebrón juvenil» que rodará con Cuatro. Además, el propio Vicente Aranda la ha fichado como protagonista de 'Amarilis, el verdadero amor de Lope de Vega', que trata el romance entre el autor y Marta de Nevares, y cierra la trilogía del director sobre «mujeres poderosas» después de Juana la Loca y Carmen. Casi nada. Eso se verá en la pantalla. Detrás, Thaïs sigue luchando contra su propia etiqueta, arrancando su compañía de teatro Entropel, echando de menos Barcelona -«no me gusta el aire de Madrid»-, y haciendo suya la primera superstición que le cuenten, «por si acaso». De hecho, confiesa que nunca se pone los pantalones antes que los calcetines. «Si me pasa, me tengo que volver a vestir de nuevo». De momento, le ha dado resultado.