EL RAYO VERDE

Síntomas

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Para inaugurar este singular escaparate, en tal día como hoy, podría hablar del carajal del PSOE: cómo se preguntan unos a otros si son «de Griñán o de Chaves» y que la fisura abierta se traslada a la ejecutiva gaditana, aunque Paco Cabaña no lo crea, o no lo quiera admitir, porque ya se han puesto nombres al «hombre de Pepe» en la provincia, quizá a pesar de ellos mismos, que a río revuelto ganancia de pescadores. Lo que no hace más que darle la razón a Pizarro: no es momento para congreso extraordinario, que eso es una cosa muy delicada que hay que «cocinar a fuego lento». En todo caso, la transición está en marcha y a ver qué pasa. Ellos se lo guisan y se lo comen. La inmensa mayoría de los ciudadanos, que nadie se engañe, está en otra cosa.

Podría escribir, yo también, «del rodaje» y de lo conformistas que somos como sociedad y lo fácil que es aquí apagar las críticas; de qué bien se ha movido el Ayuntamiento gaditano para conseguir que la productora se comiera enterito el marrón del incidente de los toros el domingo pasado; de su gravedad pese a las chanzas y a que por suerte no hubiera que lamentar daños. De la llamativa ausencia de la alcaldesa en este tinglado, ella siempre omnipresente en todo lo que se mueve en Cádiz en los últimos 16 ó 18 años.

Tampoco está mal el asunto de la Noche Abierta o Noche Blanca, cien hurras por la iniciativa, salga como salga cuando se hagan cuentas, porque es magnífico unir la cultura y el comercio para lograr que el casco antiguo de Cádiz se llene, las calles y las tiendas, que el ocio y el negocio se den la mano y prospere una idea que ya llevan a cabo capitales europeas y españolas con éxito. A pesar de que la ciudad esté plagada de obras, que acceder a ella se vuelva una 'gymkhana', de que la calle Ancha sea la Estafeta -a ver cómo queda cuando se marche Hollywood, con tantos agujeros como se han perpetrado en la zona cero de la película de marras- a pesar incluso de que los locales gaditanos parezcan a veces Chinatown, o Sarajevo, hay que apostar por dinamizarla. Con la imaginación como caldo de cultivo, las iniciativas particulares florecen: mi tienda de óptica me ha mandado un 'SMS' avisándome de un descuento en gafas de sol -qué punto- para celebrar esta Noche. El comercio gaditano se espabila. En buena hora.

Pero de quien en realidad quiero hablar hoy es de Violeta, una jovencísima profesora de un instituto de San Roque a la que conocí el jueves en la Fundación Caballero Bonald. En vez de limitarse a apacentar adolescentes rebeldes, cumplir su horario a rajatabla, barajar apuntes amarillos, tomó después de comer la carretera Jerez-Los Barrios con una veintena de alumnos de 15 años, todos con un libro de Muñoz Molina en la mano, todos entusiasmados por que el escritor les firmara su obra, por fotografiarse con él, después de seguir con atención el coloquio sobre su última novela, La noche de los tiempos, la gran novedad literaria de la temporada, en un salón lleno a rebosar de un público lector de todas las edades. Estas son las cosas que nunca se ven, las que cantaría Sabina cuando dice que «el diario no hablaba de ti», las que permiten albergar la esperanza en el futuro y recuerdan que éste reside en las personas. Sólo un agrio contrapunto, en una noche casi perfecta: en Cádiz no pasa esto, me dicen los responsables del Centro Andaluz de las Letras. No va nadie a los actos. Habrá que pensar por qué, pero desde luego, es un síntoma. Un mal síntoma.