LOS LUGARES MARCADOS

Gatos pitados

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En la Galería Belén de Jerez están expuestos estos días 24 cuadros de gatos de los 35 que ha pintado y narrado mi admirado Carlos C. Laínez. Todas las exposiciones de Carlos son recomendables, pero ésta no se la deberían perder. La visión pictórico-poética de Carlos nos hace vislumbrar detrás del pelaje morisco de una gata asilvestrada, o tras la suavidad de nube de un angora, el secreto de estos animales. Quizá lo adivinó adentrándose en el ojal finísimo en el que se convierten sus pupilas cuando el sol las hiere, o analizando el modo de ladear la cabeza antes de lanzar un maullido. Tal vez tuvo que volverse un poco gato, arrebujarse con ellos junto a la chimenea o salir a cazar la luna una noche de agosto. La cuestión es que, de un modo natural o acudiendo a magias inconfesables, ha logrado desentrañar el misterio de los gatos. Ese que desde Egipto hasta hoy, pasando por pálpitos de pitonisas y clarividencias de poetas, se columbraba apenas. Ha tenido la osadía y la deferencia de desvelarlo, contarlo y pintarlo, para que nosotros, lectores y observadores asombrados, no nos quedemos en la ignorancia. Sabremos que hay gatos sombrero y gatos jaula. Gatos ovillo y gatos libro. Que unos que se mimetizan en pájaro y otros se enamoran de mujeres y de sirenas. Que unos crecen y otros menguan. Que cantan ópera o escriben libros. Que nos enseñan la necesidad del viaje y la quietud del centinela. Ya no volveremos a mirar del mismo modo a nuestra mascota. Estas historias maravillosas, líricas pero turbadoras, nos recordarán que cada animal, cada imagen, cada gesto, quizá guarde un rincón de sombra en el que otro animal, otra historia, otro gesto sean posibles. Les invito a que vayan a la exposición, a que miren a estos gatos y se dejen arrastrar por la fantasía. Y, luego, miren a su gato, y pídanle que les cuente.