«En mi país hay mucho respeto por los mayores»

La vida de Bolonia Guarachi es digna de un culebrón venezolano, aunque ella es de Cochabamba, Bolivia. Tiene 40 años y tres hijas. La mayor, de 13 años y la más pequeña, de padre residente en Cádiz, de 11 meses. Llegó a España con la esperanza de que una carta de presentación de una amiga le abriera las puertas al mercado laboral. «Allá las cosas estaban muy mal, apenas se puede sobrevivir», cuenta de regreso al piso en el que vive su pequeña a la que sólo ve cuatro horas al día. «Yo estudié enfermera auxiliar, pero el trabajo que tenía en mi país no me compensaba. Aunque me costó mucho esfuerzo decidirme, finalmente me vine para España». La promesa de aquel primer empleo en Madrid no llegó y tuvo que empezar de nuevo. Pronto consiguió entrar en la casa de dos señoras mayores, una enferma de alzhéimer y la otra de Parkinson. Un hombre se cruzó en su destino y «vine a Cádiz por estar con él y mi bebé». Después de tantas idas y venidas, logró, «sin entrevista», hacerse un hueco en casa de Carmen, la mujer a la que cuida desde hace seis meses. Enferma terminal, Carmen ocupa todo el tiempo de Bolonia. «Son muy buenas personas, siempre me dicen que les caí muy bien desde el principio». Y ella sigue enviando su remesa a Bolivia, para sus otras dos hijas. «Yo no tengo a mi mamá, murió hace años. Ojalá hubiera estado allí para cuidarla. Por eso no me pesa hacerlo con otras personas. Dicen que somos muy melosos. Lo cierto es que en mi país le tenemos mucho respeto a los mayores», destaca.