El Cádiz y el Villarreal B buscan la zona tranquila de la clasificación

Sobre el campo no hay excusas. Ni pueden valer. Serían graves escucharlas de todo un Cádiz ante un filial. Por mucho que este B sea el del Villarreal que dejó Manuel Pellegrini. No hay excusas ni se pueden dar. Al menos, hasta que den las ocho de la noche de hoy, que será el momento (minutos más, minutos menos) en el que el Cádiz dará por concluida una nueva jornada.

En la ciudad deportiva del Villarreal a nadie le importa que los de Javi Gracia se hayan metido entre pecho y espalda unas doce horas de viaje en autobús. Nadie se parará a pensar que a los amarillos les pueden doler las articulaciones o que no están del todo preparados para afrontar un partido de 90 minutos después de pegarse medio día metidos en un autocar. En la guerra no hay piedad. Y como tal, nadie se preocupará de las condiciones en las que llega un equipo hartito de carretera.

Debido a ello y al fragor de la batalla, los heridos se quedan en casa. Al que más de menos se echará en el campo de batalla del Mini Estadi del Villarreal es a Toedtli. El veterano ariete no está para desplazarse junto al batallón de soldados rasos y no ha viajado a Castellón para no agravar sus problemas de espalda. Igual le pasa a Fleurquin, que será baja de nuevo debido a unas molestias que comienzan a ser crónicas. El otro guerrero es el joven Fran Cortés aunque el motivo de su baja es la fiebre que arrastra desde mediados de semana.

Sin estos tres jugadores, Javi Gracia llega a una casa que conoce bastante bien, pues fue en la ciudad deportiva donde el Cádiz se juega estar tarde tres puntos donde comenzó su carrera como entrenador.

Al margen de la polémica por el enésimo desplazamiento en autobús, el Cádiz probará hoy en Villarreal su propia actitud. Ya dijo Toedtli esta semana que la implicación y la intensidad con la que se tienen que vivir los partidos debe ser exactamente la misma sin importar el rival. Lo dijo en referencia al rival de hoy y al del pasado domingo. Y es que el Cádiz va a pasar de jugar un derbi ante todo un Betis, ante su público y con las cámaras de televisión como testigo a vérselas hoy frente a un equipo filial y en un pequeño campo de una ciudad deportiva.