Contra el aborto

Ante la tramitación en el Parlamento de la nueva ley sobre el aborto, que surge ante el incumplimiento ¿consentido? de la ley actual aunque se adorne con otros razonamientos, surgen multitud de cuestiones. Las leyes nacen cuando hay algo que regular y derechos que proteger, muchas veces contrapuestos unos con otros, y en este caso frente a los de la mujer embarazada el derecho de la criatura por nacer no es el menos importante, pero también los del padre (al que se ignora) y los de la sociedad en su conjunto (que se verá gravemente afectada). Por desgracia, la nueva ley tiene muchos visos de aprobarse (si es que finalmente el TC consigue armonizarla con su doctrina anterior), probablemente con alguna modificación que no alterará lo sustancial (la discusión sobre el consentimiento paterno ha ocultado en cierta manera lo verdaderamente importante que es el establecimiento del derecho casi absoluto de la mujer y de los plazos en sí). Es necesario reclamar que se admita la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios y que la información previa necesaria que prevé la ley contemple todos los factores que permitan a la mujer embarazada tomar una decisión responsable sobre las alternativas posibles y más humanas frente a lo que debería ser la última opción de abortar.