Un matrimonio ruso ve por televisión el discurso de Medvédev. / AFP
MUNDO

Medvédev eterniza sus promesas de democracia y modernización

El jefe del Kremlin reconoce la importancia de acometer cambios en la «primitiva estructura económica» del país

CORRESPONSAL. MOSCÚ Actualizado: Guardar
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El discurso anual sobre el estado de la nación que el presidente ruso dirige a diputados, senadores y miembros del Gobierno se ha convertido en un formalismo obligado que cada vez entusiasma menos a los rusos. Vladímir Putin, antes, y ahora Dmitri Medvédev prometen resolver cada año los mismos problemas de siempre, pero continúan arrastrándose sin que se vea ni siquiera que alguien intenta al menos acometer su solución. La alocución que Medvédev pronunció ayer en el Kremlin no ha sido una excepción.

«En lugar de una sociedad arcaica en la que los líderes piensan y deciden por todos los demás, tendremos una sociedad de personas inteligentes, libres y responsables», lanzó Medvédev casi al comienzo de su intervención. Según su opinión, el país necesita más democracia, pero sin que ello lleve a la «desestabilización y división» del país. «Cualquier intento de perturbación bajo el amparo de eslóganes democráticos será perseguido», advirtió mientras se comprometía a perfeccionar la legislación electoral.Ayer, precisamente, el dirigente de la formación opositora La Otra Rusia, Eduard Limónov, de la que también forma parte el ex ajedrecista Kaspárov, fue condenado a 10 días de arresto por convocar el pasado 31 de octubre una manifestación no autorizada. Hace unos días, el jefe del Kremlin se negó a la repetición de las municipales celebradas el 11 de octubre en Moscú, pese a reconocer irregularidades y a las pruebas aportadas incluso por partidos leales al Gobierno.

Medvédev habló en su discurso de la postergada modernización de Rusia, cuestión a la que se refiere casi a diario y que constituye la principal bandera de su mandato. «No hemos logrado todavía transformar la primitiva estructura de nuestra economía y la humillante dependencia de las materias primas», constató. Subrayó también, en alusión al potencial heredado de la desaparecida URSS, que «el prestigio de nuestro país no puede depender siempre de nuestros logros pasados».

Corrupción

El máximo dirigente ruso admitió que «la economía, en su presente conformación, no está pensada para el bienestar del ciudadano» y evidenció una vez más que la corrupción es una seria lacra para el país. Pero, a juicio de Medvédev, el problema más serio que padece Rusia es la tensa situación que se vive en Chechenia y en las repúblicas vecinas, en donde la violencia es una realidad cotidiana.

A diferencia del año pasado, cuando saludó la elección de Barack Obama amenazando con emplazar misiles junto a la frontera con Polonia, esta vez el presidente ruso se ha mostrado más prudente al hablar de la política exterior. Medvédev ha sugerido la necesidad de una mejora de las relaciones con Occidente para contribuir, con inversiones, al desarrollo de Rusia.