EL RECUADRO

Horizonte 2012

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El paro disminuyó levemente en el tercer trimestre, según la EPA trimestral, gracias a la estacionalidad, pero este respiro no oculta la desoladora situación del empleo en nuestro país. Situación que se agravará todavía más durante varios trimestres, ya que el mercado no creará empleo neto hasta que el crecimiento económico sea significativo, lo que puede no suceder en todo 2010. Este drama, que genera profunda desazón social a pesar de los sistemas de protección vigentes y que provoca un déficit público que dificultará la salida de la recesión, debe su envergadura descomunal al hundimiento de la construcción residencial, una actividad intensiva en mano de obra sin cualificar, que ha sido la principal víctima de la crisis. Pero también a un sistema de relaciones laborales rígido.

Ayer se aprobó un nuevo plan de inversión municipal, esta vez de 5.000 millones de euros, que tendrá un discreto efecto estimulante. Pero los Presupuestos 2010, que ya recogen la fuerte caída de ingresos y el elevado aporte que necesitará el pago del subsidio de desempleo, tendrán ya un limitadísimo efecto expansivo porque no hay modo de conseguir recursos para ello sin llevar el déficit a magnitudes inaceptables. Así las cosas, es necesario hacer algo. Y el Cercle d'Economia de Cataluña acaba de publicar un documento crítico con la actitud de los grandes partidos y del Gobierno titulado Horizonte 2012: cambio económico y responsabilidad política. El documento, que es «propositivo y no acusativo» y traza una propuesta con la vista puesta en 2012, critica la incapacidad de las grandes fuerzas para conseguir un gran pacto de Estado contra la crisis, y, en su defecto, insta a todos a asumir sus responsabilidades. En concreto, el Cercle plantea una inaplazable reforma del mercado de trabajo que supere la rigidez de la contratación indefinida y reduzca la insoportable temporalidad, un designio que tendría que acometer el Ejecutivo aunque no haya acuerdo social. En materia de fiscalidad, el documento no censura sistemáticamente cualquier subida de la presión fiscal pero señala que las subidas no deberían afectar ni al consumo ni a la competitividad de las empresas. Opina que para asegurar «la sostenibilidad del actual modelo de bienestar» habría que introducir el copago de algunos servicios. Y lanza un aviso al sector financiero, que debería «ajustar los procedimientos de regulación y control». Finalmente, insta a un acuerdo político sobre el modelo educativo y la planificación de las infraestructuras.

El documento, que incluye sutilmente una reprimenda a los partidos y a los políticos por no estar a la altura, reclama una reforma «en profundidad» de la financiación de los partidos y de la ley electoral para salvar el grave desprestigio de la política y la evidente crisis del marco institucional. «Hay prácticas muy arraigadas en la actuación de los partidos políticos, que provocan un desprestigio de la política y la función pública». Y, como ejemplo, cita «la parálisis en instituciones básicas del poder judicial» y «los continuos escándalos urbanísticos».

El Cercle pide, en fin, una reacción de los grandes actores políticos ante la decadencia y la postración. Quizá las grandes fuerzas no reaccionen hasta que toda la sociedad les grite con irritación la necesidad de dejar de destriparse absurdamente y de ponerse a remar en la misma dirección.