Imagen de una de las sesiones de natación libre en las mayores instalaciones públicas de la capital gaditana. / LA VOZ
CÁDIZ

Nadar por la cara

El mayor recinto deportivo de la ciudad carece de control de entrada hace seis meses

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Es el mayor recinto deportivo público de la Bahía de Cádiz, pero hace seis meses que tiene acceso libre. Todos los usuarios lo comprueban a diario, pero nadie atisba remedio. En teoría hay unos tornos en los que, tras presentar el carné de abonado, la barra cede para dejar entrar a su propietario. En la práctica, ese portero automático tiene siempre los brazos levantados y deja entrar a cualquiera sin preguntas.

A pesar de las reformas que ha registrado el recinto el pasado mes de septiembre, la entrada sigue como asignatura pendiente. Entra cualquiera, en cualquier momento y de cualquier forma.

«Yo pago porque quiero y porque me daría vergüenza que me dijeran algo, pero si no pagara entraría igual». El testimonio de Isabel Fernández -abonada a clases de gimnasia de mantenimiento- se reproduce por cientos entre el resto de inscritos. «Hasta hace dos semanas, la puerta de la sala de aerobic incluso estaba abierta antes de llegar a los tornos. Ahora, hay que pasar por el torno, pero da igual. Siempre está levantado». José Luis Álvarez, abonado matinal de natación, confirma la situación. «Nadie te pregunta nunca nada, pago porque quiero».

El agravio de los abonados

Los abonados pagan sus cuotas mensuales, reciben una tarjeta con código de barras, o un recibo provisional, pero luego nadie pide ni un documento ni el otro.

La única opción real de control diario la ponen los monitores de actividades. Gracias a un desvelo profesional que no aplican otros compañeros del recinto, pueden reconocer e identificar a los abonados gracias a listados o a su memoria fotográfica. La situación se ha generalizado desde marzo. En la práctica, desde entonces, cualquiera puede entrar cuando quiera y como quiera en el mayor recinto deportivo de la comarca, que recibe más de 5.000 visitas diarias. La pasada primavera se produjeron averías en los tornos de acceso. Fue necesario sustituir una pieza y la disfunción se prolongó durante dos semanas. Esa situación se reproduce cada tanto tiempo «por un alto nivel de uso», según el Ayuntamiento. Pero una empresa de mantenimiento tiene contratado el servicio diario de reparación.

Entre avería y avería, el acceso no mejora. Cualquiera puede entrar sin que nadie le salude siquiera en unos vestuarios a los que acuden diariamente más de mil niños, en los que hay taquillas que custodian decenas de objetos personales. Tampoco hay filtro alguno para que cualquier ciudadano, sin estar inscrito ni pagar la cuota mensual, disfrute del complejo de tres piscinas. A los abonados de veras les cuesta de 12 euros en adelante.

El Ayuntamiento de Cádiz, responsable de la instalación, asegura que no hay ninguna carencia técnica ni tampoco anomalía mecánica alguna. Según portavoces de la Delegación de Deportes, todo el equipamiento material necesario para el control del acceso funciona a pleno rendimiento. Otra cosa es el uso que se le da por parte del personal responsable de recibir a los visitantes diarios.

Cristina Pérez, madre de dos niñas, alumnas en cursos de natación vespertinos, perdió el carné de abonada. «Me llevé varias semanas entrando con el recibo en alto, por si me preguntaban. Cuando vi que ni me miraban, me lo guardé y paso sin decir nada».