CRÍTICA DE TV

'Gómez'

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Telecinco ha estrenado De repente, los Gómez, una nueva serie española producida por Sony e interpretada, entre otros, por Alicia Borrachero y Gustavo Salmerón. La serie cuenta la rocambolesca historia de una familia de posición modesta y labores más bien delictivas (el padre es un ratero timador) que, por un azar, entra en un programa de protección de testigos y se ve obligada a cambiar de vida, pasando a un status superior, pero con la losa psicológica de una nueva identidad: los Gómez. La historia combina un tono general de comedia costumbrista, o sea, lo mismo de siempre, con ciertas vetas de relato de acción policial, lo cual permite sobreponerse al hastío. El producto está bien hecho, Alicia Borrachero (la señora Gómez) es una de esas actrices que llenan siempre el escenario y, por lo visto en el estreno, De repente los Gómez no merece una nota negativa. Ahora bien, la narración es un poco decepcionante desde su planteamiento hasta su desarrollo. Ese recurso del paleto o del hortera que se ve catapultado a una posición social más alta está ya más vista que el tebeo. A esto nuevo de Telecinco se le notan a veces huellas de Los Flodder, esos horteras holandeses, y otras veces parece uno transportado a la España de Martínez Soria en La ciudad no es para mí. Por fortuna para el relato, cuando todo parece perdido vuelve al hilo argumental el asunto policiaco con sus mafiosos y sus sabuesos, y entonces la historia recupera un poco de aliento. Pero es sólo para que el foco de atención pase entonces a los asuntos infantiles y juveniles, que en esta serie abundan como en todo «target» que se precie. Conste que, a efectos de público, la combinación parece la más apropiada: los comportamientos de la audiencia en España han demostrado que las historias de género costumbrista son mucho más seguras, en cuanto a eficacia, que las de tipo policial, clínico, etc. Y como el mundo de la tele está lleno de gente listísima, no cabe duda de que esa constatación ha influido a la hora de hacer una serie como esta, con una charcutera andaluza y unos niños pre-delictivos y una adolescente tirando a macizorra y ¿Y? Y una cuota de pantalla del 12% en prime time, que equivale a unos 2,2 millones de espectadores. O sea, un desastre.