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Más tierra sobre su propio tejado

Jerez Actualizado: Guardar
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Lejos de crecer, el Xerez se apaga, no ofrece síntomas de mejoría, no marca, no puntúa, no crea, ensucia su imagen y poco a poco hace que la ilusión azulina se vaya consumiendo porque la pescadilla comienza a buscar su cola sin darse cuenta que no es la solución a sus problemas. Otra goleada, otra derrota, otro gol en propia puerta y otra jornada que se consume sin que se inicie «nuestra Liga».

Ayer no valía con dejar una buena imagen, era necesario sacar los tres puntos, cuanto menos uno, para que el xerecismo saciara esa sed de fútbol que le está provocando la Primera División, pero por no llegar no apareció ni el gol azulino –bueno, no en la portería que debía– y la derrota hizo especial daño porque se esperaban los primeros síntomas de vida de un Xerez al que todavía se le ve soñando y sin darse cuenta que el despertador sonó hace cuatro jornadas.

De inicio, Ziganda revolucionó el equipo con seis cambios respecto al once del Bernabéu, pero el alma del Xerez apenas cambió. Volvió a mostrarse como un equipo que cuida la posesión pero que no le da profundidad alguna a su juego ofensivo. Sin Viqueira sobre el prado esa carencia se hacía aún más evidente, pues ni Moreno, ni Abel ni Víctor eran capaces de meter una bola a la espalda de la defensa del Depor ni de introducir otra velocidad al juego ofensivo de los azulinos. La distancia entre el punta –esta vez, Bermejo– y Abel era infinita y las bandas estaban atascadas, por lo que las llegadas de los xerecistas a la portería que defendía Aranzubía se podían contar con un sólo dedo de la mano en la primera parte. El disparo de Abel desde media distancia tuvo potencia, pero no dirección y al meta del Depor le sobró con mirar como la bola cruzaba la línea de fondo por encima de su portería.

Golazo de Juca

No pudo decir lo mismo Renan. Al brasileño se la jugó su compatriota Juca, que le superó con un perfecto libre directo desde el pico del área. Aquel doloroso tanto nació de una evidente falta de Moreno a Guardado. El valenciano no estuvo fino y Ziganda le dejó su puesto a Viqueira en el descanso. El preparador navarro realizó su apuesta ofensiva antes de comenzar la segunda mitad, pues también dio entrada a un Armenteros que se situó detrás de Bermejo.

Los cambios tuvieron un efecto espumoso que casi se culmina con un zapatazo de Bermejo a la madera –tras una buena mano de Aranzubía–, pero lejos de llegar el empate al marcador Gioda puso la sentencia con un nuevo gol en propia puerta en Chapín. El argentino remató franco a gol un saque de esquina. Trató de blocar a su par, sin darse cuenta que tenía encima un esférico que terminó empujando con la cabeza a su portería.

Heridos de muerte, los azulinos ni tan siquiera pudieron amagar con reaccionar, pues Riki mató la ilusión xerecista con un testarazo inapelable al fondo de la portería defendida por Renan. El punta deportivista se libró de la marca de Armenteros sin ninguna dificultad y puso la bola lejos del alcance del portero brasileño, enterrando a un Xerez que incluso se lanza tierra sobre su propio tejado.

sgalvan@lavozdigital.es