Ciudadanos

El Centro de la tranquilidad

Grupos de personas mayores, familias con niños y algún joven cansado del bullicio huyeron de las brasas

| CÁDIZ Actualizado: Guardar
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El autobús de Cortadura con destino a Plaza de España presentaba ayer por la noche un aspecto inusual para una velada de sábado. Sólo pequeños grupos de mujeres de mediana edad viajaban a bordo. Sin duda, huían del bullicio de las brasas. Al bajar, las calles del casco antiguo de la ciudad estaban desiertas. Toda la atención se centraba en el paseo marítimo y, por un día, el centro histórico se sacudía las aglomeraciones.

El barrio del Pópulo, normalmente, es uno de los más concurridos por grupos de jóvenes. Anoche, por el contrario, sólo lo visitaron algunos atrevidos, aquellos que intentaban escapar de las famosas barbacoas. «Ya somos demasiado mayores para guardar durante horas un sitio en la playa para pasar un rato», se defienden. A cambio, prefieren aprovechar que los bares del casco histórico están vacíos y sentarse con calma al fresco del atardecer.

Los lugares más concurridos, con todo, fueron la plaza de San Francisco y Las Flores, con sus terrazas llenas de turistas con todo el aspecto de no ser muy conscientes de lo que estaba ocurriendo al otro lado de la ciudad. Pero, sobre todo, el Cádiz antiguo se llenó de familias que tienen niños pequeños que optan por no salir de Puerta Tierra para evitar mayores problemas.

También abundaban los grupos de mujeres mayores, a las que no les gusta las barbacoas porque, según cuentan, ya se ha convertido en un evento masificado y sólo desean pasar un rato tranquilo sentadas en San Francisco, tal y como suelen hacerlo normalmente al caer la tarde de cada sábado.

Y había jóvenes, como un grupo de parejas que venían de San Fernando y que aseguran que se han hartado de la fiesta. «No me gusta tener que estar pendiente de no entrar en la parcela de otro, o de alguno que quiera pelea» cuenta Marta, una de ellas. «Yo prefiero quedar con mis amigos cualquier otro día y hacer una barbacoa en algún chalé», añadió la joven.

La plaza de la Catedral y la de San Juan de Dios, aunque con menos público del habitual, presentaban un ambiente bastante agradable. Las personas que se habían acercado hasta allí para ver las procesiones luego decidieron quedarse por los alrededores a tomar un refrigerio.

En resumen, la noche de ayer se antojó como una de las mejores imaginables para pasarla con tranquilidad paseando por las calles del Pópulo, sin lista de espera en esos mismos restaurantes donde por lo general es tan complicado lograr una mesa para una cena en las noches de sábado de verano.