Zapatero se dirige a la tribuna del Congreso. / EFE
ESPAÑA

El PP aprovecha el peor momento de Zapatero para adelantar al PSOETodos los ministros merecen un suspenso

La encuesta del CIS da un punto de ventaja en intención de voto al partido de Rajoy por primera vez desde las elecciones de 2004

| COLPISA MADRID MADRID Actualizado: Guardar
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El peor momento para José Luis Rodríguez Zapatero y el mejor para el PP, que no para Mariano Rajoy. Nunca, desde que comenzaron a ejercer la oposición, un barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) había concedido a los populares la posibilidad de una victoria electoral.

El correspondiente al mes de julio no sólo les considera hipotéticos vencedores de unas generales, con el 40,2% de los votos frente al 39% de sus rivales, sino que deja a los socialistas en la peor situación conocida en lo que va de legislatura y en la más pobre desde enero de 2007, cuando aún arrastraban el desgaste del Estatuto de Cataluña. Entonces, su voto estimado bajó al 38,8% pero la imagen del presidente del Gobierno aún aguantaba. Los ciudadanos le dieron una nota de 4,93, casi aprobado; ahora, en cambio, está en su mínimo histórico con un 4,27. Aún supera, con todo, al líder conservador, incapaz de salir del 3,5.

El sondeo hecho público ayer por el gabinete sociológico tampoco resulta extremadamente sorprendente en la medida en que viene a confirmar una tendencia. Inmediatamente después de ganar las elecciones de 2008 con un 43,8% de los sufragios, el apoyo electoral del PSOE se desplomó hasta el 39,5%. Eran los tiempos en los que Zapatero aún negaba la existencia de la crisis económica.

La cosa mejoró mínimamente en octubre y tanto el estudio publicado ese mes como el de enero de este año le calcularon un 39,7% de los votos, en empate técnico con el PP. Sólo en abril, tras la remodelación del Gobierno, con la salida del vicepresidente económico Pedro Solbes y el fichaje de José Blanco, Manuel Chaves y Trinidad Jiménez, el repunte fue suficiente como para despegarse de un PP que le venía pisando los talones. Y aún así, tampoco le sacó más de un punto (40,8% frente al 40%).

Los socialistas achacan los datos a la situación económica. Lo cierto es que, aunque los españoles la consideran muy negativa, ha disminuido de forma somera el porcentaje de quienes la califican de mala o muy mala, que es el 65,2% de los encuestados, frente a casi el 68% del sondeo anterior. Y, además, hasta ahora el PP no había obtenido grandes réditos de esta percepción de que las finanzas van mal, pese a haber centrado en ella toda su estrategia de oposición. Sí aumentó su respaldo en el barómetro de abril, ya en pleno estallido del escándalo Gürtel. De hecho, fue la primera vez que superó en intención de voto su resultado de las generales; por los pelos, porque había obtenido un 39,9% de los sufragios, pero lo superó (un 40%). El repunte del PSOE, sin embargo, le impidió celebrarlo.

El repunte del PSOE y también la malísima opinión que despierta Mariano Rajoy, en concreto, y su labor de oposición, en general. Ninguna de estas variables ha mejorado respecto a la oleada del pasado trimestre.

Aún roza el 80% el porcentaje de votantes que sienten poca o ninguna confianza hacia el líder de la oposición y apenas ha subido en cuatro décimas, hasta el 17,1%, el de quienes se sitúan en el polo opuesto. La calificación de su actuación política es ahora ligeramente mejor. Son más quienes la creen buena o muy buena (10.7%) que el pasado mes de abril (9,5%), pero esta mejoría se ve contrarrestada por un aumento en el porcentaje de quienes la tildan de mala o muy mala (el 52,1%, frente al 51,6% anterior).

Peor que Aznar

El caso es los malos datos para los populares -la desconfianza, la valoración de su líder, la calificación de su gestión- no van a más. Y, en cambio, el PSOE y Zapatero en persona se deslizan pendiente abajo, si bien desde posiciones más favorables.

Los tres últimos barómetros del CIS permiten afirmar que cada vez son más los españoles que creen mala o muy mala la gestión del Gobierno (34,9% en enero; 39,2% en abril, y 39,7% en julio). Y también son más quienes aseguran que el jefe del Ejecutivo les inspira poca o ninguna confianza (64,5% en enero; 65,9% en abril, y 67,8% en julio).

Su antecesor en el cargo, José María Aznar, jamás llegó a índices semejantes. Ni siquiera en su peor momento, justo después de decidir el envío de tropas a Irak y en pleno caso Prestige, en abril de 2003. Entonces, el 35,1% de los españoles se mostraron críticos con su gestión, es decir, la calificaron de mala o muy mala, bastantes menos de los que hoy catalogan como tal la labor de Zapatero, que sólo convence al 15,9% de los encuestados.

El estudio, aún así, no recoge reacción alguna al acuerdo sobre financiación autonómica alcanzado sólo unos días después de que se realizara el trabajo de campo. De hecho, la negociación final con ERC y el anuncio de la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, se produjeron justo en los dos últimos días de recopilación de datos.

Ni uno solo de los ministros del Gabinete de Rodríguez Zapatero se salva. Los españoles encuestados por el CIS entre el 7 y el 13 de julio pusieron nota a los miembros del Ejecutivo y todos están suspendidos. Incluso la ministra de Defensa, Carme Chacón, hasta ahora la primera de la clase. Y la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. La mejor nota es para el titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que casi roza el aprobado con un 4,99; la peor, la de Cultura, González Sinde con un 3,41.

Entre uno y otro, la escala de grises en la que sólo mejoran, a ojos de los españoles, el jefe de la diplomacia, Miguel Ángel Moratinos; la ministra de Sanidad, que se estrenó con la gestión de la epidemia de gripe A, y el vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, a pesar de verse salpicado por las críticas del partido opositor, que le acusa de haber favorecido a una empresa en la que trabajaba su hija. La calificación de todos los demás cae. También la de la sucesora de Pedro Solbes y artífice, junto al propio Zapatero, del acuerdo de financiación autonómica. Elena Salgado entró en el ránking como vicepresidenta segunda (antes había ocupado el Ministerio de Administraciones Públicas) con un 4,5 y ahora se queda en un 4,2.