LA CIUDAD DE MI MEMORIA

El Caído procesiona por primera vez

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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L a Semana Santa de 1960 contó con dos estrenos importantes: la Cofradía de la Penitencia de Nuestro Padre Jesús Caído y María Santísima de los Desamparados procesionaba por primera vez. La primera salida fue desde la Castrense a las siete y media de la tarde. Para la ocasión, desfilaron muchos antiguos alumnos de San Felipe Neri y las andas se cubrieron de flores. Tras el paso marcharon las bandas de cornetas y tambores del Hogar Provincial de la Purísima de Jerez. Además, ese año también, el Cristo de la Palma estrenó paso y numerosos detalles: terciopelo azul para la imagen, faroles de mano para la Cruz de Guía, bandera con escudo bordado, etc. Todas las novedades supusieron un coste de 200.000 pesetas.

Pero durante ese año, mientras Gianni aprendía el oficio en Los Italianos, el mundo vivía pendiente de las primeras consecuencias internacionales del régimen cubano. Fidel Castro decidía nacionalizar todas las empresas de su país y, en octubre, Estados Unidos iniciaba el bloqueo comercial que, dos años después, desembocaría en la Crisis de los Misiles.

También 1960 fue el año en el que los cines gaditanos se rendían al encanto de Marisol en Un rayo de luz, al terror psicológico de Alfred Hitchcock en Psicosis, y a la valentía de Kirk Douglas en Espartaco. En la tele, se estrenaban las míticas series El Hombre invisible y Perry Mason. Y el seiscientos, el coche del momento, costaba 65.000 pesetas.

Ya en mayo, en la plaza de toros de la ciudad se presentaba con gran éxito «una soberbia revista», el espectáculo sobre hielo Holiday on Ice 1960. La patinadora Erika Kraft fue la estrella del espectáculo. Era la primera vez que los gaditanos asistían a un show sobre hielo.

Visita de princesa

También durante mayo, la provincia recibía una ilustre visita. La princesa Soraya acompañada de su hermano menor llegaba a Jerez para conocer las Bodegas González Byass. En La Constancia, y ante toneles firmados por Alfonso XIII y Victoria Eugenia le fue impuesta la condecoración del Tío Pepe de Oro. Tras los actos, la princesa se marchó a Marbella y, finalmente, no pasó por la capital.