Ponga un friki en su vida

Vamos a más. No, no se asusten. Aunque este era el eslogan de un partido político en las pasadas elecciones autonómicas, lo de vamos a más es lo que se respira en esta ciudad, cada vez tengo menos dudas. Además de unas líneas de autobuses urbanos, caras, malas y tardonas y unas paradas que no sirven ni para el frío ni para el calor, ahora vamos a tener un GPS que nos indicará cuándo tarda el próximo y además, nos avisarán por SMS de cuándo viene el dos, si es que viene, «para que el usuario pueda saber con matemática exactitud el momento exacto en el que tiene que salir de casa». Estupendo. No sabrá usted nunca dónde venden el bonobús -ahora menos, que va a desaparecer- pero le avisarán si el cinco viene antes que el uno o que el tres. Para plan de modernización, el nuestro. Es lo que tiene vivir en una ciudad como esta, en la que el día internacional del friki dura dos, más que en ninguna parte. El increíble día del friki, organizado por la Asociación Milenaria, convocó a poco público en el Palillero, quizá porque coincidía con el Festival Internacional de Cuentacuentos o quizá porque llevamos a rajatabla aquello que se decía de los manicomios, que hay más locos fuera que dentro. «Si no es este mundo, dominaremos otro», rezaba el lema elegido para este año mientras uno vestido como de La guerra de las galaxias probaba un micrófono. Lo mejor, estaba entre la gente que volvía del mercado «Y esto ¿pá que es?», «Párate, que será que va a venir la alcaldesa», increpaba una mujer a su marido. «Anda ya y aligera ¿no ves que esto es de la elecciones europeas?»

Lo dicho, si no dominan este mundo, será otro. Será Europa. Nos contarán cuentos, o serán lo más friki. Es cierto, vamos a más. Y ya no tengo la menor duda.