Con la muerte del escritor uruguayo la Literatura pierde a un referente. / LA VOZ
Sociedad

Fallece en su casa de Montevideo el escritor uruguayo Mario Benedetti a los 88 años

El poeta y novelista, referente de la Literatura Hispanoamericana, había sido dado de alta el 8 de mayo tras ser ingresado por una dolencia intestinal

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El escritor uruguayo Mario Benedetti falleció anoche (horario español) en su vivienda de Montevideo, tras una larga enfermedad, según informó el secretario personal del literato en declaraciones a la radio uruguaya Espectador. El novelista y escritor murió a los 88 años de edad en su hogar de Montevideo, tras ser dado de alta el pasado 6 de mayo del Sanatorio Impasa, donde fue ingresado debido a una enfermedad intestinal crónica.

El secretario de Benedetti aseguró que la salud del escritor era «normal» hasta el momento, aunque reconoció que sí mantenía ciertas precauciones relacionadas con su enfermedad. El año pasado, Benedetti ingresó tres veces en esa clínica privada, la primera de ellas, entre enero y febrero, tras sufrir una enterocolitis que le causó deshidratación. La segunda fue por problemas respiratorios y la última por una descompensación.

Poeta, narrador, dramaturgo y ensayista, Benedetti nació en Paso de los Toros (Uruguay), en 1920, y poseía una extensa obra con títulos como El amor, las mujeres y la vida, La tregua o Andamios.

El último trabajo del uruguayo fue Testigo de uno mismo, una obra escrita en verso y publicada el pasado mes de septiembre. Además, trabajaba en un nuevo libro, también de poesía, que había titulado Biografía para encontrarme.

Icono de la Literatura

El escritor uruguayo Mario Benedetti deja tras de sí una rica obra, en la que sus más de 80 novelas, ensayos, cuentos y poemarios muestran el compromiso social y la coherencia de alguien que creyó «en la vida y en el amor, en la ética y en todas esas cosas tan fuera de moda». «Él siempre dijo que se sentía más poeta que otra cosa», señaló la biógrafa del escritor, Hortensia Campanella, cuando presentó hace unos meses el libro Mario Benedetti . Un mito discretísimo, con el que trazó la trayectoria de uno de los mitos de la literatura hispanoamericana del siglo XX y la conciencia poética de un continente. Esa poesía se convirtió en el único báculo para afrontar sus últimos años, tras la muerte en 2006 de su esposa, Luz López, su compañera desde hacía más de seis décadas y su mejor crítico.

La de Benedetti ha sido «una vida que ha ido persiguiendo la utopía y que por eso mismo ha encontrado en la poesía su mejor expresión, o por lo menos, la más querida, la más auténtica», señala Campanella. Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti, Pedro Guerra, Rosa León, Juan Diego o Nacha Guevara son solo algunos de los cantautores que han puesto música a los versos de Benedetti. La poesía, decía Benedetti , es «un altillo de almas», un «tragaluz para la utopía» y «un drenaje de la vida/ que enseña a no temer a la muerte». Fue también el martillo que le permitió forjar una carrera literaria compaginada con las profesiones más diversas: currante en un taller de automóviles, taquígrafo, cajero, vendedor, contable, funcionario público, traductor y periodista, antes de dedicarse a lo que más quería. «Cuando tengo una preocupación, un dolor o un amor tengo la suerte de poder transformarlo en poesía», afirmaba.

Títulos como aquel primerizo La víspera indeleble, sus Poemas de la oficina, el oriental y tan uruguayo Rincón de Haikus, los grandiosos tres Inventarios o las Canciones del que no canta se vieron coronados el año pasado con su último poemario, Testigo de uno mismo.

Este libro vino a ser «un poco el resumen de una carrera poética extraordinaria», con todos los grandes temas de la poesía universal desbordando sus páginas, como dijo la novelista Sylvia Lago. Además, en esta obra presentía ya el final de sus días, sin tapujos, a la vez que insistía en la soledad sin su amada Luz y con un mundo reducido: «Acontece la noche y estoy solo/ cargo conmigo mismo a duras penas/ al buen amor se lo llevó la muerte/ y no sé para quién seguir viviendo».

La poesía dejó también mucho espacio para la prosa en la obra de Benedetti y así su principal novela, La tregua, es uno de los faros de la literatura del continente, con más de 140 ediciones en 20 idiomas desde su publicación en 1960.

También dedicó tiempo a los cuentos, en los que «cada palabra tiene valor por sí misma» y, sobre todo, «tienen que ver con los sentimientos», como explicó en 1998 en un Taller de Literatura de la Casa de América de Madrid.

En su última aparición pública, en diciembre de 2007, Benedetti fue condecorado con la Orden Francisco Miranda por el presidente venezolano, Hugo Chávez, en la Universidad de la República del Uruguay, aclamado por cientos de jóvenes.

Con la muerte del escritor sudamericano Mario Benedetti «pierdo a mi hermano», afirmó ayer el también escritor uruguayo Mauricio Rosencof, director de Cultura de la Intendencia de Montevideo.

«Se nos va una figura que regaló talento y dignidad», señaló Rosencof. «La literatura, ya no la uruguaya, sino la de habla hispana y la de todo el mundo pierde a una figura de primer nivel, y yo pierdo a mi hermano», agregó.

Benedetti fue un autor prolífico y dominó todos los géneros. Fue creador de más de ochenta libros de poesía, novelas, cuentos y ensayos, así como de guiones de cine, fue galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999), el Premio Iberoamericano José Martí (2001) y el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005).

Su última obra publicada, el poemario Testigo de uno mismo, fue presentada en agosto del año pasado.