Javier, Arancha, Juan José, Nino, Gonzalo y Ángela bromean en la barra del establecimiento que abrió más recientemente, D'Córdobas, en Cánovas del Castillo. / VÍCTOR LÓPEZ
CÁDIZ

Las barras bravas

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Tienen menos de 40 años y se han atrevido. Unos por vocación, otros por genética y alguno por necesidad, o porque se vio fuera de una empresa privada, sin contrato por cuenta ajena y con la obligación de soñar por cuenta propia. Son los impulsores de una nueva forma de entender la hostelería, los dueños y cocineros de nuevos locales que han ampliado, renovado y refrescado la infantería de la hostelería gaditana.

Su oferta es un estilo, una idea, un concepto e incluso una actitud: la tapa. Herederos de los bares clásicos, abanderan un sector emergente pese a la legión de cenizos. Aprendieron de pequeños que la repetición es enemiga del placer y que lo del tamaño siempre fue una pamplina, así que se han especializado en dar sabor grande a platos pequeños, en raciones o medias, siempre para compartir, para ir y venir en una tierra predestinada para el asunto desde que le pusieran el apodo de Tacita.

Son Nino Molina (La Gorda te da de Comer); Juan José Marabot y Ramón Barrera (Sopranis); Arancha Rider y Javi Cruz (Al Sur); Daniel Vázquez (Rosa de los Vientos) y Ángela y Gonzalo (D'Córdobas) los que representan a esta quinta de emprendedores que ven la vida desde un mirador siempre al día. También podrían estar los hermanos Vélez (quizás de los pioneros), Juan Antonio Frende (de La Cigarrera), los propietarios de los dos locales del Show de Tapas, Pablo Grosso, los impulsores de Rayuela, La Favorita, El Teniente Seblón... y una veintena más. Pero no caben todos en una sola cocina. En una nueva filosofía y en el futuro del sector en la ciudad sí que entran. Ellos, y muchos otros valientes.