El Papa con el pañuelo jordano. / Ap
gira por oriente medio

El Papa luce el pañuelo jordano durante su visita al país con la que inicia su viaje por Tierra Santa

La peregrinación, que durará ocho días, le llevará a Israel y Palestina para mostrar su cercanía a la minoría católicos

AMMÁN Actualizado: Guardar
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Poco después de las 14.30, Benedicto XVI ha descendido de las escalerillas del avión de Alitalia en el aeropuerto internacional Reina Alia de Ammán, capital de Jordania, donde le esperanban los Reyes Abdala II y Rania, que le han brindado un caluroso saludo.

Tras unas salvas de cañón, un desfile militar y los himnos de ambos estados, el monarca ha acompañado al Pontífice y le ha presentado a las autoridades jordanas civiles y militares, líderes religiosos y numerosos obispos de la región, incluido el patriarca católico de y el custodio de Tierra Santa. Los discursos de bienvenida se han pronunciado en una carpa montada en el aeropuerto, a la que Benedicto XVI ha accedido acompañado del monarca y rodeado de un fuerte y largo aplauso. Tras los mismos, Abdalá ha acompañado al Santo padre a los coches para dirigirse al centro de discapacitados físicos y psíquicos Regina Pacis, cuya construcción apoyó una ONG española.

A su llegada al centro, el Pontífice ha sido ha lucido recibido por una gran muchedumbre con cánticos y júbilo. En la ceremonia de oración, un matrimonio la impuesto sobre los hombros de Benedicto XVI el pañuelo jordano. Ésta es la primera parada del primer viaje del Pontífice a Tierra Santa, durante el que también visitará Israel y los territorios palestinos y se entrevistará con los líderes políticos y religiosos de la zona.

«Peregrino de paz»

Benedicto XVI viaja acompañado por una amplia delegación encabezada por el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, y varios purpurados, entre ellos el prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Leonardo Sandri, y el presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos y encargado de las relaciones con los judíos, Walter Kasper.

Antes de partir, el anciano Pontífice, de 82 años, manifestaba que emprendía este viaje "como peregrino de paz, para compartir con vosotros vuestras esperanzas y aspiraciones, así como los sufrimientos y dificultades", a la vez que ha reiterado su deseo de "paz y unidad para todos los que viven en Oriente Medio. Y es que aunque el Vaticano ha definido el viaje como una "peregrinación", el Papa va a una tierra donde están enfrentados israelíes y palestinos desde hace más de 60 años, una zona "plagada de violencias e injusticia, donde se ha creado una atmósfera de desconfianza, incertidumbre y miedo, colocando al vecino contra el vecino, al hermano contra el hermano", según sus palabras.

El viaje se realiza con las heridas de la operación militar israelí de finales de 2008 y principios de año en la franja de Gaza aún abiertas y tras la llegada del nuevo gobierno de Israel, cuya política hacia los palestinos hace temer a la comunidad católica presente, según la denunciado la Custodia de Tierra Santa, "que se haya cerrado el ciclo comenzado con los acuerdos de Oslo".