editorial

Cambio integrador

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El cambio político surgido de las elecciones al Parlamento vasco encontrará hoy su definitiva plasmación con la designación de Patxi López como lehendakari. Por primera vez en tres décadas de autonomía, una mayoría parlamentaria no nacionalista situará a un socialista en la presidencia del Gobierno de Vitoria. El pleno que hoy celebrará la Cámara vasca clausura una etapa histórica. Las voces que abierta o veladamente han cuestionado la legitimidad sobre la que se constituirá el nuevo Ejecutivo no cuentan desde luego con la razón, pero tampoco con la fuerza para imponerse al sentido democrático con el que la sociedad vasca contempla los acontecimientos a los que ella misma ha dado lugar a través de las urnas.

La primera manifestación del cambio será la sustancial variación que experimentará la composición del propio Gobierno, que durante treinta años ha estado en manos nacionalistas. Pero, asegurada la alternancia, los nuevos gobernantes tendrán ante sí el desafío de dar paso a una política socialmente más integradora y a un período de mayor moderación y estabilidad. Es evidente que esta responsabilidad nunca puede ser atribuida a quien gobierna.

El anuncio por parte del PNV de que se opondrá sin concesiones al Ejecutivo que presida Patxi López invita a pensar que una parte del nacionalismo está tentado en extremar su cerco al nuevo gobierno para impedirle a toda costa que dé sus primeros pasos. Pero las dificultades derivadas de la crisis económica y sus efectos sociales y la rocosa oposición nacionalista comprometen aun más al nuevo Gobierno socialista a buscar espacios de encuentro e integración para que en Euskadi la definición del interés común sea resultado del consenso y la coincidencia entre diferentes y no del dictado partidario exclusivista.