PREPARÁNDOSE. Dos cargadores de Jesús del Amor Despojado. / ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

Sin camiseta, sin chándal y sin dinero

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Sin camiseta, sin chándal y sin dinero. En esta tesitura se encontraron los miembros de la cuadrilla de cargadores del Despojado el pasado sábado en Cádiz. Y si no llegar a ser por la capacidad resolutiva de alguno de sus capataces, el pasado Domingo de Ramos, día del estreno de la hermandad en la calle, se hubiese visto empañado por razones ajenas a la propia corporación penitencial.

La historia se remonta al pasado nueve de febrero cuando la cuadrilla de cargadores llega a un acuerdo con Don cofrade, una tienda situada en la localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache para que se encargue de confeccionarles la ropa con la que procesionarán bajo el paso el Domingo de Ramos. Tras pedírsele un presupuesto, que rondaba los 1.500 euros, se llega a un acuerdo de caballeros con el establecimento, que también se había encargado de la indumentaria que lucieron en la pasada coronación canónica de María Auxiliadora, lo que presuponía unos lazos de confianza previos. El seis de marzo se entrega una primera transferencia y el pasado día 23 el resto del dinero. A partir de este momento se reclama el material pactado, pero desde la tienda sólo se pide tranquilidad y paciencia. Sin embargo, el pasado Viernes de Dolores, una vez comprobado que la ropa no llegaba, algunos de los responsables de la cuadrilla se ponen en contacto con José Manuel Tellado Garrido, gerente de Don cofrade, para demandarle responsabilidades. Después de comprobar su indiferencia, deciden marchar, acompañados de un asesor, a la localidad sevillana en busca del material y, en su defecto, del dinero.

Ante la negativa del responsable de Don cofrade, que argumenta que hay un tercero que no hecho su trabajo, se pide una hoja de reclamaciones que, tras varias disputas, se termina rellenando. Después de una acalorada discusión, el asesor de Tellado Garrido, reconoce a su representado que la historia puede acabar con la presentación de una denuncia. Tras conseguir a última hora del sábado la ropa en un establecimiento de San Fernando, los responsables de la cuadrilla estudian la presentación de una denuncia una vez que concluya la Semana Santa.