LO QUE YO LE DIGA

Un espía,por favor

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Usted y yo sabemos cuánto bien nos han traído los ordenadores y la informática y todas esas novísimas tecnologías. Ahora ya no nos perdemos, porque tenemos un gepeese en el coche que nos dice dónde girar y ya no nos preguntamos dónde diantres estamos. Todos estos nuevos aparatos son tan estupendos que ahora ya podemos saber dónde se encuentra alguien o, al menos, su teléfono móvil. Está muy bien, así los gobiernos pueden saber por dónde andan cada uno de sus contribuyentes -que no se escape nadie-. Todos controlados y fichados.

Y tanto lo estamos que un pillo al que la Policía califica como genio ha sido capaz de andar como byte por su casa entre las cuentas corrientes (independientemente de su caudal) y del correo electrónico de un millar de personalidades. Ex ministros, escritores y renombrados periodistas se cuentan entre sus víctimas. El chaval, que es un cachondo, suplantaba la personalidad de los afectados y les daba de baja en internet, de la luz o del gas. Y no, a usted no se lo hizo; lo que pasa es que debió de haber pagado aquel recibo de teléfono que se le traspapeló.

Ya han saltado las alarmas entre las élites gaditanas. Parece ser que más de un alcalde está bastante molesto por no haber sido uno de los espiados. Uno no es nadie si no es víctima de un pirata informático. Claro, como no birlaba los dineros de las cuentas bancarias a las que accedía, ahora todos quieren formar parte del listado de espiados. En Comisaría han recibido varias llamadas de próceres gaditanos que piden que se incluyan sus nombres en el caso de que llegue a hacerse público el nombre de las víctimas. La vanidad es otra cachonda, como el pirata.