CUARTO DE PALABRAS

Las zapatillas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

ucedió hará un año... Todo empezó con un goteo sospechoso en la parte trasera de la cisterna. Se hacía difícil acceder con la fregona y el poso de agua tomaba un color cochino. «Eso es de las zapatillas» (lo vi claro del tirón); hacía unos días que había visto a Kristian Pielhoff describir el desperfecto y quise darle sentido a la caja de herramientas que me había regalado mi señora por San José. Cierto que él lo arreglaba en un set de televisión, con amplitud, sin agua en el depósito, incluso llamando una y otra vez inodoro lo que yo manipulaba con una pinza en la nariz, pero no me arredré lo más mínimo y, con sus claves, me puse manos a la obra: aparté la escobilla, abatí la puerta de ducholux que está pegada a la taza, me hinqué de rodillas y metí la cabeza en un escorzo, cuando menos, peligroso pal cuello. Era el primer paso, detectar la avería, en cambio detecté una blatta orientalis que es lo que más asco me da del mundo; estaba muerta (pal fogo soy un derrochador), pero me impresionó; reaccioné, le metí un cabezazo a los bajos de la cisterna y algo sonó a hueco (coño, me mareé). Repuesto, volví con la llave de tubo, pero no me daba juego la fija, tropezaba... Una mierda de redondeles de goma me estaban ridiculizando... Las zapatillas o yo, cuestión de honor; metí la llave inglesa sin giro posible pero con dos cojones, con fuerza; me cargué el tornillo, me escoñé los nudillos, tuvimos que cerrar la llave de paso y llamar a un fontanero... Me ilusionó aquel regalo, pero no lo he vuelto a ver. Hacía pocos días que habían nombrado ministra a Bibiana Aido y me da que mi señora captó rápido lo improcedente de su regalo machista. «Esto de la igualdad es el Evangelio, eres igual de inútil que tu familia», quizás por eso este año me ha regalado unas zapatillas... de paño (con lo que me gustaba... ¿dónde leches habrá escondío la caja de herramientas...?)