Gradas y supermercados

En muy poco tiempo el bueno de Joaquín Bilbao me ha sorprendido con dos nuevas ideas para la casa del xerecista. No sé si la cabeza del letrado jerezano es una continua fuente de ideas o que el privilegiado puesto del Deportivo convierte al primer equipo de la ciudad en un goloso caramelo que todos se quieren comer, pero la cuestión es que el cambio radical que ha sufrido la entidad xerecista es para estudiarlo. No hace muchos meses, futbolistas profesionales rehusaban la opción de verse con el escudo del Xerez en el pecho y ahora jugadores y empresas hacen cola en la avenida Chiribitos con la cara pintada de azul y blanco. A lo que iba. Esta semana Joaquín Bilbao ha comentado dos curiosas iniciativas para Chapín. Una a corto plazo, que iría encaminada al acercamiento del público al terreno de juego del estadio xerecista, y otra que podría convertir los ahora famosos bajos de Chapín en un supermercado en un plazo medio de tiempo. La primera de las ideas, salida de la mente municipal de la señora Sánchez, no deja de ser una chapuza. Esto no quita que la intención se buena, pues sería interesante que el jugador del Xerez sienta de cerca el aliento de un estadio que nunca ha sido de fútbol por más que se haya tratado de disfrazarlo. El proyecto aún está en proceso, pero el objetivo sería colocar gradas supletorias sobre la pista de atletismo. El aforo prácticamente no se vería incrementado, pues se entiende que la actual zona baja del estadio quedaría tapada. En definitiva, una chapuza temporal, pero que puede sumar algún punto en la pelea por el ascenso, que es lo que importa.

El tema del supermercado, no deja de ser curioso, pues mucho se ha tardado en esta ciudad en gastar esa opción. Tras años y años de desaprovechar un espacio potencialmente comercial, ahora Mercadona, Carrefour, Hipercor, Eroski o cualquiera de las muchas cadenas de alimentos parece dispuesta a sacarle partido (y al mismo tiempo inyectar una más que curiosa suma de euros a las arcas azulinas).

Ninguna de las opciones es mala. Lo que sí sería nefasto es que se dejara escapar el momento.