ANDALUCÍA

La Policía halló sangre de Marta en el bolsillo donde Miguel guardó el cenicero

El asesino confeso se olvidó de que había portado la supuesta arma homicida entre su ropa antes de arrojarla al río

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Miguel Carcaño actuó con una frialdad impropia de un joven de 20 años, tras presuntamente asesinar a Marta del Castillo la tarde del 24 de enero y durante los 21 días que transcurrieron hasta que el 13 de febrero se declaró autor del crimen cuando fue detenido por tercera vez. Esta es una de las conclusiones a las que se llega tras conocer el relato oficial de los hechos, que ayer fue explicado en rueda de prensa por el delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, y el jefe Superior de la Policía en Andalucía Occidental, Enrique Álvarez Riestra. Pese a ese desparpajo, Miguel cometió un falló que fue aprovechado por los investigadores -desde el 26 de enero se siguió al sospechoso casi las 24 horas del día- para tirar del hilo que les llevó, con gran mérito -en 21 días tomaron cien declaraciones a amigos y familiares de víctima y asesino-, hasta la resolución de este caso.

En sólo dos horas

Miguel y su hermano Javier, según la versión policial, habían lavado de forma minuciosa tanto la ropa del principal sospechoso y limpiado la casa de Javier -en la calle León XIII- donde ocurrieron los hechos. Pero al asesino confeso se le olvidó un detalle que ha sido clave en su detención: Miguel no prestó atención al bolsillo de su cazadora donde había guardado el cenicero con el que, presuntamente, dio muerte a Marta, antes de arrojarlo, junto al cadáver de la joven, al río Guadalquivir.

Los investigadores encontraron sangre que, tras las pertinentes pruebas de ADN, resultó ser de la víctima. Miguel, que había logrado salir indemne de los interrogatorios anteriores, se derrumbó ante la contundencia de esta prueba y confesó.

Marta había muerto horas antes de que sus padres y un grupo de familiares y amigos comenzaran a buscarla en la madrugada del 25 de enero. De hecho, la policía asegura que Miguel golpeó en repetidas ocasiones a Marta con un objeto contundente -el mencionado cenicero- sobre las 20.50 horas y que, con la colaboración de Samuel B.P. y de El Cuco, arrojaron el cadáver sobre las 22.30 horas. Javier, se habría quedado en el piso limpiando los restos de sangre, extremo que el hermanastro de Miguel negó ante el juez.

¿Por qué quedó Marta con Miguel aquel sábado? El presunto asesino le dijo al juez que la cita -que comenzó minutos antes de las seis de la tarde- se debió a que Marta le había pedido explicaciones sobre unos rumores que él iba difundiendo sobre ella. El asunto, al parecer, quedó zanjado y ambos dieron una vuelta por varios lugares de Sevilla -como el puente de Triana, una zona de botellón, donde saludaron a varios amigos-. Marta habría accedido a ir a la antigua casa de Miguel para recoger unos cedes que eran de su propiedad. Ya en la casa volvieron a discutir -por motivos que el joven no ha pormenorizado- y se abalanzó sobre ella. En este punto, la policía hace un matiz importante: «Dejando a la joven en el suelo, en estado de inconsciencia». Los investigadores, teoría que comparte el fiscal y el juez instructor, creen que Marta pudo ser arrojada con algunas constantes vitales, es decir, viva. Esto supondría que Samuel, Javier y El Cuco serían acusados de cómplices de asesinato y no de encubridores de un homicidio. La policía sostiene que los cuatro coincidieron en la casa de León XIII cuando el cuerpo de Marta estaba en el suelo. López Garzón alabó la diligencia con la que ha actuado la policía en este caso, en contra de las críticas iniciales.