LA CRÓNICA

La gran sorpresa sale del armario en el día más largo

Floja sesión la de anoche, que sólo salvaron los amanerados chirigoteros de Bocuñano, en Huele a ropero; Manolo Santander volvió a recibir de nuevo el cálido aplauso del Falla

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Llegaba una sesión para echarse a temblar. Después de un inicio de Concurso prometedor, se presentaba una jornada con agrupaciones de perfil medio-bajo, no existía la expectación de noches anteriores. Y el pronóstico resultó acertado, por desgracia.

Al menos, saltó a escena la gran sorpresa de esta primera sesión. Les avala una interesante trayectoria, pero la inactividad de los últimos años envolvía su actuación en una lógica incertidumbre. Juan Manuel Bocuñano regresaba con su chirigota (Huele a Ropero), y no paró de hacer reír con un repertorio compensado que amenaza con dar que hablar en las próximas sesiones.

A nivel de anteriores años estuvo Manolo Santander, en su nueva aventura con Juan Carlos Aragón. Aún así, sigue recibiendo el cariñoso aplauso de su público. Gran parte del Teatro le brindó una calurosa ovación cuando Los primerizos se escondían tras las cortinas. Nadie olvida que el chirigotero es historia vida de la fiesta.

A partir de ahí, voluntarismo con mayor o menor acierto. El coro de Puerto Real no encuentra el rumbo hacia sus mejores años. La comparsa de Ceuta se mantiene fiel a su estilo, al igual que la portuense.

Por su parte, el cuarteto sevillano sigue sin encontrar una regularidad que les consagre definitivamente sobre las tablas gaditanas.

Los coristas de San Fernando pedían carma, pero al final resultó imposible mantenerla. Todos los pecadores expiaron sus culpas con un epílogo infame que puso a prueba los nervios de los pocos que se quedaron. El cierre de cortinas puso fin a la pesadilla. Todo pasa, como decía Serrat. Y mañana será otro día, como dice Paco Rosado.