El actual presidente de EEUU, Barack Obama, despide al presidente saliente, George W. Bush. / AP
RELEVO EN LA CASA BLANCA

Goodbye, 'amigo'

Bush vuelve a Texas con el título de peor presidente de la historia y dispuesto a crear un Instituto por la Libertad en Dallas

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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A sus 62 años, George W. Bush se retira a su rancho texano de Crawford oficialmente con menos dinero que el que tenía cuando llegó a la Casa Blanca en 2001 y oficiosamente con el título de peor presidente de Estados Unidos, una conclusión que parecen compartir los mismos periodistas e intelectuales que celebraron su popularidad en 2003, año en que ordenó invadir Irak en busca de armas de destrucción masiva.

Mientras Obama y su equipo de colaboradores tratan de sortear la crisis económica más profunda desde el 'crash' del 29, aplicando al mismo tiempo las recetas de Milton Friedman y de John Maynard Key-nes, Bush se jubilará con una pensión de 142.500 euros anuales y tendrá derecho a una escolta y a organizar su propia oficina, privilegios de los que gozan todos los ex presidentes, incluso los que son detestados por el 71% de la población.

Ahora que EE UU perfila una nueva diplomacia, el mandatario ex petrolero que reintrodujo la doctrina del ataque preventivo, como Roma frente a Cartago, cree que la historia le absolverá, que el futuro le devolverá el respeto que le han arrebatado Guantánamo, Abu Graib y el huracán 'Katrina'.

El presidente Herbert Hoover pasó por un trance análogo. No fue capaz de adivinar la catástrofe de la Depresión de los años 30 y perdió las elecciones frente a Franklin D. Roosevelt en 1932. Durante décadas fue considerado el mandatario norteamericano más incompetente, pero la historia nunca le redimió, a pesar de que continuó prestando relevantes servicios públicos después de la Segunda Guerra Mundial. Según una encuesta de la Universidad de Pensilvania, hoy en día la mayoría de los estadounidenses ni siquiera sabe quién fue Hoover: un ingeniero que hizo fortuna con la minería y que tradujo del latín la obra De Re Metallica, escrita por el alquimista Georgius Agricola en el siglo XVI.

Bush también quiere ordenar sus recuerdos por escrito, una actividad bien remunerada en su país. Y se propone crear una biblioteca-museo en Dallas, un proyecto que incluye un Instituto por la Libertad. Si la iniciativa se materializa, Texas tendrá dos bibliotecas-museo, pues Bush padre creó otra parecida en College Station después de mudarse de la Casa Blanca y antes de convertirse en consejero de Carlyle, una firma de fondos de inversión.

¿Y el dinero?

Ahora mismo, Bush hijo necesita unos 390 millones de euros para poner en marcha su nueva institución, que es la más ambiciosa desde que Franklin Roosevelt introdujo la tradición de dejar legados presidenciales. ¿De dónde sacará el dinero? Jimmy Carter no sirve de ejemplo, pues su organización pacifista se dedica a resolver conflictos y a supervisar elecciones.

Bill Clinton pronuncia conferencias por 194.000 euros, pero hay un problema: las ideas de Bush no están de moda y la oratoria no es su fuerte. «Nuestros enemigos -aseguró en 2004- son innovadores e ingeniosos, igual que nosotros. Nunca dejan de pensar en nuevas formas de hacer daño a nuestro país y a nuestro pueblo, igual que nosotros».

Según la prensa norteamericana, la fortuna del presidente saliente oscilaba hace siete años entre 7 y 18 millones de euros, dependiendo de cómo se calculara, pero podría haber menguado en 5 millones. Ese patrimonio ha sido invertido en activos inmobiliarios y en un 'fondo ciego' del que el titular no ha sabido nada para evitar conflictos de intereses. Eso sí, durante sus dos mandatos le han regalado una bicicleta y dos camisas hawaianas.

Antes de abandonar la Casa Blanca, Bush y su esposa Laura se compraron una casa en Preston Hollow, un lujoso barrio de Dallas. En el futuro alternarán esa residencia con el rancho de Crawford: 1.600 acres valorados en casi cuatro millones de euros. Allí fue agasajado José María Aznar, a quien permitieron poner los pies encima de la mesa y le llamaron 'amigo', una fórmula tejana que George Bush también ensayó de mala gana con José Luis Rodríguez Zapatero.

La finca de Crawford permitió a su dueño labrarse una imagen campera que equilibró su pasado en las universidades del Este. No era el primer presidente que aseguraba disfrutar en un rancho. Theodore Roosevelt, que ocupó la Casa Blanca entre 1901 y 1908, vivió como un 'cow-boy' durante dos años en Dakota del Norte y aseguró que la experiencia fue crucial para llegar a la cima en Washington. «Me enseñó a ser independiente, tenaz, y a adoptar decisiones con rapidez», escribió.

Cuando dejó la presidencia, Theodor Roosevelt no abandonó su espíritu aventurero, muy alejado del que manifiestan hoy los gobernantes que se jubilan. En 1914 exploró un río en Brasil que fue bautizado con su nombre: río Teodoro.