ESPAÑA

El beso de las 'Begoñas'

Las mujeres de Ibarretxe y López se saludaron cordiales, el 'lehendakari' charló con Otegi y los socialistas le evitaron

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El saludo más cariñoso lo protagonizaron ayer Begoña Arregi y Begoña Gil, mujeres de Juan José Ibarretxe y Patxi López. Antes de que llegaran los imputados a la sala de vistas, las 'Begoñas' se mostraron sus respetos en el proceso judicial que sienta en el banquillo a sus parejas, los dos candidatos con más opciones de convertirse en 'lehendakari'. Fue Begoña Gil quien, después de llegar acompañada de cargos y dirigentes socialistas, cruzó el pasillo que las separaba para acercarse a la bancada de los invitados por Ibarretxe y sellar el recibimiento con la actual inquilina de Ajuria Enea. Un cálido gesto de cortesía que incluía un deseo de 'buena suerte' mutuo.

Éste fue uno de los guiños que se produjeron desde la discreción en el arranque del juicio, pero hubo otros celebrados en primer plano. Ibarretxe se saludó de forma fugaz con Patxi López y Rodolfo Ares, con quienes compartió banquillo separado por un hueco y un reposabrazos. Ibarretxe y Arnaldo Otegi cruzaron unas declaraciones de forma distendida tras darse un apretón de manos. Y López y Ares evitaron el contacto con Otegi, quien se abrazó efusivamente a las cuatro encausados de su grupo que permanecen en prisión: Pernando Barrena, Rufi Etxeberria, Olatz Dañobeitia y Juan Joxe Petrikorena, encarcelados por el intento de refundar la mesa nacional y seguir actuando en nombre de la ilegalizada Batasuna. Encuentros y desencuentros en el Palacio de Justicia de Bilbao a las puertas de unas elecciones.

Cada imputado podía invitar a cinco personas a la sala de vistas, más otros cinco por abogado, lo que podría dar una idea de la identidad de sus aliados y de cómo afrontaban la cita. Ibarretxe, primero en llegar, se hizo arropar, entre otros, por José Antonio Ardanza; el titular de Interior, Javier Balza, y su hija mayor. A su espalda estaba el corrillo formado por Daniel Portero, presidente de Dignidad y Justicia que, junto al Foro Ermua, actúa de acusación popular.

Después entró la delegación socialista, encabezada por López y Ares, y un aire más íntimo. El primero, agarrado de la mano de su mujer; y el segundo, abrazado a la suya. Entre los grupos del PNV y el PSE, en un momento de máxima expectación, entró por la escalinata principal el presidente del Tribunal Superior vasco, Fernando Ruiz Piñeiro, recusado por la defensa de Ibarretxe.

El grupo de invitados por Batasuna era el más numeroso, pues tienen cinco imputados. Otegi se dirigió al banquillo, donde ya estaba Ibarretxe. Tras el saludo, charlaron de pie sin que les importaran las cámaras. El 'lehendakari', de chaqueta azul y corbata rojiza; y Otegi, de nuevo en tonos oscuros con un gabán.

La conversación quedó interrumpida en cuanto aparecieron López y Ares, ambos con corbata, serios. El ex líder de Batasuna se fue al otro banquillo, lo que evitó a los socialistas un incómodo encuentro. Saludaron a Ibarretxe y, por indicación del tribunal, se sentaron con él en su banco, algo separados. Durante la vista, intercambiaron algunos comentarios; no muchos.

No hubo gesto alguno entre los imputados del PSE y Arnaldo Otegi, que recibió con abrazos a sus cuatro compañeros de bancada. Fue el único momento de tensión, ya que sus invitados saludaron con aplausos y puño en alto a los encarcelados.

El juicio, algo aburrido para el público, tuvo 'repuntes' de audiencia. Los asistentes rieron las intervenciones del presidente del tribunal con el abogado del Foro Ermua, incluidos los congregados por Batasuna, que siguieron con gestos de aprobación el discurso del letrado de López y Ares. Tras el receso, algunos asistentes ni volvieron.