TRABAJOS. Escudo de la familia a restaurar (izquierda) y los trabajos en las pinturas de los frisos del patio. / ÓSCAR CHAMORRO
Cultura

Descubren frescos ocultos y originales del XVII en la Casa del Almirante

Las obras del hotel de gran lujo en el primer palacio gaditano han recuperado además un gran cúpula de 21 metros y restaurarán los dinteles y un escudo

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El almirante de la flota de Indias Diego de Barrios no reparó en gastos cuando a finales del XVII mandó construir en el barrio del Pópulo el mayor palacio de los comerciantes de Cádiz. Él nunca la disfrutó, aunque la joya ha viajado por los siglos hasta el siglo XXI, para acoger esta vez a huéspedes de paso cuando se convierta en unos años en un hotel pequeño con lujo grande. Las obras en el edificio de la plaza de San Martín que lleva a cabo la empresa Casa Águilas se están acercando con sorpresa a la joya oculta que proyectaron en su día el almirante y su hijo Ignacio. Una de las últimas sorpresas que ha dado el edificio han sido las pinturas originales de algunas paredes. Además, la constructora ha restaurado la cúpula elíptica de las escaleras de la casa y se ha propuesto renovar el escudo heráldico de uno de los salones.

La empresa encargada de la restauración de las pinturas es Monumentos Alavista, que dirige Germán Garbarino, que explica cómo salieron a la luz algunos de los frescos de la casa. «Retirando las múltiples capas de cal que recubrían las paredes se llegó al aspecto original de la pared», dice el encargado. El resultado -parcialmente restaurado hoy en día- fueron los «primeros dibujos geométricos de Cádiz» que hoy son tan comunes en las torres de la ciudad.

Esa es la teoría de los técnicos que han pasado meses trabajando con bisturís para llegar a los dibujos que proyectaron los arquitectos en su día. Las pinturas se reparten en varias zonas aunque abundan en los frisos de los dos pisos alrededor del patio de columnas y en las pilastras que suben por las torres mirador de la casa. Entre las grecas que podrán admirar los huéspedes del hotel de El Pópulo no hay una unidad clara, sino más bien una diversidad de formas. Según las hipótesis del equipo de Garbarino, pudiera tratarse de un muestrario del decorador para que el propietario eligiese la que era más de su agrado y que finalmente fue de su gusto.

Actualmente, los restauradores siguen limpiando las zonas que conservan la pintura de la época y reconstruyendo los motivos con pigmentos actuales. El resultado es un dibujo con zonas más claras (el original) y otras más oscuras (el actual) para que el observador pueda distinguir las partes del XVII y las reconstruidas.

La primera fase consiste en tratar los frisos de los patios y las torres. Más adelante se recuperarán los dibujos de los dinteles de las puertas y las columnas del patio, una de las joyas arquitectónicas del edificio, declarado bien de interés cultural con protección de máximo nivel.

Según las hipótesis de los restauradores, los dibujos geométricos ocupaban también la fachada, pero se perdieron con su primera restauración en los años ochenta.

Una cúpula muy especial

Las labores de restauración han conseguido restaurar el aspecto original de otra de las partes más valoradas de la arquitectura de la Casa del Almirante. Se trata de una cúpula baja sobre pechinas de 21 metros cuadrados que se había deteriorado con el tiempo, presentaba grietas y había perdido alguna de sus partes. Actualmente, los trabajos en la cúpula han terminado ya y presenta un aspecto renovado, aunque se han conservado sus formas. Esta pieza ha desvelado también algunas curiosidades sobre su construcción. Según Garbarino, posee una docena de metopas con formas vegetales «y ninguna de ellas es igual a la otra». Además, la esquina de la puerta de entrada a la planta noble es diferente a las demás ya que el motivo del molde es un gran corazón. Allí deberían de haberse pintado las iniciales del matrimonio del almirante, que nunca se han encontrado ya que este nunca llegó a vivir en su gran palacio de la calle San Martín.

apaolaza@lavozdigital.es