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Colchón de puntos

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El partido de ayer en el Ramón de Carranza, sin ser de los más malos que últimamente ha disputado el Cádiz, si evidenció lo que otras veces ya he comentado: en defensa a veces se es demasiado blandito. Y es que en los dos goles encajados en la tarde dominical pecamos en exceso de ser unas madres en la retaguardia. No digo con esto que haya que ponerle a los delanteros rivales el 43 en la boca. Eso supondría en más de una ocasión el quedarnos con uno menos y tener un penalti en contra. Ni mucho menos estoy haciendo o intentando hacer apología de emplear la violencia en defensa, pero sí de ser más contundentes. Y eso que a priori volvían dos jugadores que por lesión no lo venían haciendo y que son los teóricos titulares, que volvían para apuntalar aún más la defensa.

Hablo de Raúl López y De la Cuesta. La verdad es que tanto uno como otro no tuvieron un regreso feliz, que aunque sin ser los únicos o directos culpables de la derrota de ayer, sí que no vimos la mejor versión de ambos. La famosa teoría de la manta corta, aquella de que si se ataca mucho se abandona un poco la parcela defensiva, en el día de ayer no sirve. Porque no fueron goles en contraataques del equipo rival, sino en jugadas que nos cogieron en defensa un poco en babia.

Principalmente porque el Guadalajara no era el típico equipo que viene a darle la pelota al Cádiz y aprovechar las contras, más bien todo lo contrario. Jugó valiente, arriesgó (quizás en demasía) y era, muchas veces, el equipo amarillo el que contragolpeaba. En fin, cosas de la vida, vivir para ver.

No me desagradó en absoluto el rival de ayer. Llegó con la lección aprendida y en todo momento le salió bien la apuesta. Una apuesta que estuvo a punto de torcérsele si Mariano Toedtli cuela el remate de cabeza o Fran Cortés está más listo en el remate al larguero con toda la puerta para él, ambas ocasiones con el uno a uno ante Núñez, el cancerbero alcarreño.

El colchón con respecto al Polideportivo Ejido lo seguimos teniendo, pero el de ahora es de gomaespuma y no de viscoelástica como antes. No queda otra que intentar por todos los medios mantener el que tenemos en la actualidad que sigue siendo mejor que dormir al raso o lo que es lo mismo, no tener ningún colchón. Y punto.