Procasa entrega ocho viviendas en La Viña cinco años después de sortearlas

Ha sido el mejor regalo de Navidad que podían tener. Llevaban cinco diciembres de espera. Ocho jóvenes recibieron ayer las llaves de sus nuevas viviendas ubicadas en La Viña, en la calle Ángel.

Son pisos en régimen de alquiler con opción a compra dentro de un lustro y que ganaron 2003 gracias a un sorteo realizado entonces por la Empresa Municipal de Viviendas (Procasa).

De esta promoción, formada por 56 viviendas, sólo se han entregado la mitad. Diez casas de la calle Teniente Andújar 18 y 20 (entregadas en 2006); cuatro en la calle San Juan, 23 (habitadas desde 2007); tres en la calle Mesón, 15 (entregadas en 2008); Arricruz 5 y 6, para cuatro inquilinos (ocupadas en 2007), además de las ocho viviendas entregadas ayer.

El resto, ubicadas en Santo Domingo 25 y 27; Mirador 12, 14 y 16 y Soledad, 15 aún están en fase de construcción.

Deseo hecho realidad

Desde que se celebró el sorteo, los jóvenes adjudicatarios esperaban el momento de tomar sus nuevos hogares. «Yo lo había escrito en la carta a los Reyes Magos. Los sueños se cumplen», aseguró Encarni Batalla, novia de David Lavié, uno de los propietarios.

El pasado viernes fueron a firmar las escrituras, «y no sabes cómo temblábamos», señaló el joven de 30 años.

David y Encarni, como otros muchos afortunados, se han pasado un lustro pensado cómo sería su nueva vivienda «y es un lujo. Yo creí que iba a ser un partidito, pero está pensado para aumentar la familia», apuntó David Lavié.

Las viviendas, de dos y tres dormitorios, tienen una superficie que oscila entre los 69 y 94 metros cuadrados. En concreto, el bajo cuenta con dos dormitorios, y los pisos superiores, tres dormitorios. El ático, dos cuartos, además del salón, la cocina y el baño. El coste de ejecución de la obra ha ascendido a 800.000 euros.

Alegría en el barrio

La entrega de las llaves a los nuevos inquilinos de las viviendas de la calle Ángel, 8, provocó que los vecinos del barrio de La Viña salieran a la calle a recibirlos. «Es una alegría tener a gente tan joven por el barrio. Nosotras ya estamos mayores y necesitamos renovarnos», comentaba Charo García, de 72 años.

Amelia Rodríguez, de 77 años, que vive junto a los Callejones de Cardoso, se acercó hasta La Caleta «porque me hace ilusión que llegue gente nueva al barrio. Ya era hora que entrase juventud en las casas... que el barrio se está muriendo de viejo. Pero con estos chavales, ahora en lugar de abrir nuevas residencias de ancianos, el Ayuntamiento va a tener que instalar parques y guarderías».

El padre de David Lavié, Francisco, estaba muy emocionado durante la entrega de llaves a su hijo, «pero me da mucha pena que se vayan de casa. De hecho, no quiero que se vayan ni él ni sus hermanos, que ya están casados, aunque entiendo que es lo que nos toca en la vida».

David empezará ahora una nueva vida junto a Encarni, «porque no vivíamos juntos. Cada uno estaba en su casa... y Dios en la de todos. Pero ahora las cosas cambian, y mucho. Incluso nos podemos plantear casarnos, si hay dinero, claro. Pero lo primero será comprar los muebles e instalarnos. Es un cambio muy importante, pero lo afrontamos con mucha seguridad».

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