ALIADOS. Bush y su homólogo iraquí, Talabani, llegan al antiguo palacio de Sadam. / REUTERS
MUNDO

Bush se despide de su reino árabe

El presidente en funciones de EE UU realiza su última visita a las tropas en Irak y ratifica el acuerdo de seguridad con Bagdad

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«La intervención estadounidense en Irak fue difícil, pero necesaria». El presidente en funciones de Estados Unidos, George W. Bush, se mantiene en sus posiciones -aunque algunas se hayan probado como erróneas- hasta el final. Y el todavía inquilino de la Casa Blanca aprovechó un viaje por sorpresa a Bagdad para ratificarlas.

El desplazamiento al país mesopotámico también fue aprovechado por el mandatario texano para despedirse de las tropas antes de entregar el relevo al demócrata Barack Obama, el próximo 20 de enero.

La machacona insistencia de Bush tuvo como principal testigo al presidente iraquí, Yalal Talabani, con el que mantuvo una larga reunión. «La paz mundial exigía esa misión, que fue importante también para la seguridad de Estados Unidos y el futuro de Irak», reiteró el norteamericano, mientras con una sonrisa se dirigía a su interlocutor para expresar su alegría por poder visitar el país árabe una vez más antes del fin de su mandato.

Carta de amistad

El presidente interino de la mayor potencia mundial describió el acuerdo de seguridad alcanzado entre Irak y Estados Unidos como «una carta de amistad y un medio para continuar ayudando a los iraquíes y construir una sociedad libre».

Talabani, por su parte, calificó a Bush de «un gran amigo del pueblo iraquí que ha ayudado a liberar» el territorio .

Bush también se encontró con el primer ministro, Nuri al-Maliki, para ratificar el citado pacto que ya ha sido aprobado por el Parlamento y el Consejo Presidencial iraquíes.

El conocido como acuerdo SOFA modifica algunas de las condiciones que establecía el mandato de la ONU y recoge que los soldados estadounidenses no permanecerán en Irak más allá de 2011. Los votantes del país mesopotámico serán quienes decidan si se aprueba el convenio en un referéndum que se celebrará a finales del próximo mes de julio.

El pacto insiste en el respeto a la soberanía iraquí y, aunque hace referencia a la necesidad de la «asistencia temporal» de las fuerzas estadounidenses, limita considerablemente su libertad para actuar. Así, todas las operaciones militares deben llevarse a cabo con el visto bueno de las autoridades iraquíes y se deben coordinar con ellas.

Autorización previa

Pero por si las cosas no están claras, el portavoz del Ministerio de Defensa iraquí, Muhamed al-Askari afirmó rotundo en una rueda de prensa en Bagdad que las tropas estadounidenses podrán permanecer en las ciudades iraquíes después del plazo estipulado para su retirada por el acuerdo si cuentan con la autorización del Gobierno de Al-Maliki.

Por su parte, el general Doug Lute, uno de los militares que, junto a varios destacados funcionarios, acompañaron a Bush en su viaje a la capital del país árabe, predijo que 2009 será «un año de transición» tanto en Washington -donde Barack Obama se estrenará como presidente- como en Irak, donde se celebrarán elecciones provinciales.

«Estamos entrando en una relación nueva, una relación en la que los iraquíes ejercen, merecidamente, una soberanía mayor», destacó finalmente el oficial de alto rango.