Guido Westerwelle. / AP
MUNDO

Guerra a la homofobia

El jefe del Partido Liberal alemán, Guido Westerwelle, promete combatir la discriminación sexual en el mundo si llega a ser ministro

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El alcalde socialdemócrata de Berlin, Klaus Wowereit, y el jefe del Partido Liberal alemán (FDP), Guido Westerwelle, gozan del honor de ser los únicos políticos con dimensión nacional en haber hecho pública su homosexualidad de forma voluntaria y comparten la indisimulada ambición de llegar a ocupar cargos de mayor responsabilidad en el país.

Wowereit, con 55 años cumplidos, no oculta su deseo de llegar a ser el primer homosexual en ocupar el cargo de canciller, mientras que Westerwelle, ocho años más joven que su rival socialdemócrata, tiene serias posibilidades de convertirse en vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores, si los números hacen posible una alianza entre la CDU y su formación política en las próximas elecciones nacionales. No sería la primera vez que un político gay ocupe la cartera de Asuntos Exteriores. Entre 1955 y 1961, Henrich von Brentano, militante de la CDU, ejerció el cargo y su condición sexual no inquietaba aparentemente a su famoso jefe Konrad Adenauer. «Me da lo mismo, siempre que no me toque», solía decir el legendario mandatario al referirse a las inclinaciones sexuales de su ministro, que nunca se atrevió a salir del armario.

Westerwelle, en cambio, podría escribir un pequeño capítulo en la agitada historia política germana. El político liberal de 47 años, sería el primer homosexual en ocupar los cargos de vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores, un aspecto que parece no preocuparle. «La gran mayoría de la población no tiene ningún problema con mi vida privada», dijo el político a la revista Stern. No fue todo. Westerwelle se atrevió, algo también novedoso, a relacionar su homosexualidad con la política exterior alemana. «Sería positivo si este espíritu de tolerancia se puede transmitir a otros países», dice.

El mundo árabe y Rusia

La guerra a la homofobia no será fácil convertirla en hechos concretos, sobre todo si se piensa en las relaciones que mantiene Alemania con el mundo árabe, donde no se elimina a los homosexuales físicamente, pero se les reprime con fuerza. La ideología de Westerwelle tampoco augura buenas relaciones con Moscú, donde los gays de ambos sexos también son rechazados.

Una encuesta reciente del instituto Forsa señala que la CDU, el partido que dirige Angela Merkel, obtendría un 38% de los votos si el próximo domingo Alemania acudiera a las urnas y el FDP un 12%, un resultado que haría posible una nueva alianza política en la primepotencia económica de Europa y también una nueva agenda de política exterior.