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Insultos universitarios

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De punta se me han puesto los vellos al leer la sugerencia de que para desagraviar al profesor Luis García Montero, que es el agraviador y no el agraviado, nos lo traigamos a la UCA. ¿Cómo si aquí no tuviéramos cumplida representación de agraviadores departamentales! Alguno pensará que en la Universidad sólamente nos enzarzamos cuando se trata de defender el honor de Federico García Lorca.

Ni mucho menos; por un crédito de más o de menos, por unas horitas de docencia remunerada en un master o por la elección de una asignatura o de un horario, en la Universidad nos juramos odio, si no eterno, si al menos vitalicio.

Según la sentencia, consta probado que García Montero le dijo a Fortes: «hijo de puta, mequetrefe, sinvergüenza, cabrón y perturbado», pero eso no le legitima para venirse a la UCA, si al menos hubiera utilizado un insulto tan gaditano como «me cago en tus muertos», todavía, pero darle una plaza aquí a alguien tan cursi como para llamar a otro mequetrefe, o ¿es que a usted alguna vez le han insultado llamándolo mequetrefe? En Cádiz le dices a uno mequetrefe y te contestan «tus muertos por si acaso».

Lo que resulta lamentable es que el Juez no se haya informado de las cosas que nos decimos los profesores universitarios en las reuniones de los departamentos, si lo hubiera hecho, habría concluido que lo de García Montero no es nada del otro mundo. En la Universidad deberíamos hacer como en el fútbol que lo que se dice en el vestuario no trasciende, en ese sentido Fortes no ha sido un buen compañero.

Lo único que me alegra de esta sentencia es que por fin se ha conocido públicamente lo peligrosos que son los consejos de departamento, porque no es difícil ir convocado para repartir la docencia y salir con dos querellas, esto debería tenerlo en cuenta la Junta de Andalucía para reconocernos un plus de peligrosidad.

Está por escribir el best seller Relación de insultos dichos en consejo de departamento. Con lo que uno ha oído y con lo que a uno le han contado que se ha dicho en ellos, Telecinco tendría para poder llenar toda su parrilla de programación.

Yo animaría al profesor García Montero a que no se lo tome tan a la tremenda y se quede en Granada, es más le sugeriría que recurra y que en apelación aporte como testigos a un profesor, elegido al azar, de cada una de las universidades andaluzas para que le cuenten al tribunal las cosas bonitas que se escuchan en las reuniones de departamento, seguro que lo absuelven.

A partir de ahí, basta con que no asista a los consejos de departamento. Hay gente que no lo hace y manda emails en lo que dice lo mismo pero se ahorra el «hijo de puta» y el «cabrón», que por escrito como que cuesta más ponerlo, mientras que lo de mequetrefe y perturbado tiene un pase.

Puedo llegar a entender a García Montero porque conozco el paño: un «hdp», también llamado compañero de área de conocimiento, lleva toda la vida haciéndote la puñeta, y un día te coge calentito y le sueltas el «hijo de puta» con todas sus letras, y ahí la cagaste, el tío consiguió tu condena.

En el haber de García Montero está que las cositas que le dijo al otro profesor no lo fueron para defender su honor sino el de García Lorca, pero eso no ha evitado la condena, lo que viene a demostrar, como nos enseñaban en la Facultad, que los ataques al honor no admiten la legítima defensa como eximente, porque responder con un insulto al que nos los dirige, no es defensa sino retorsión, o sea venganza. ¿Pero se queda uno tan a gusto!

En fin, creo que bastaría con invitarlo a un curso de verano, bueno de verdad, sobre García Lorca; con Ian Gibson, forofo del prestigioso historiador Baltasar Garzón, y con Cristina Almeida que, como actividad práctica, puede coordinar una buena fogata con libros que no sean políticamente correctos. Más difícil será lograr que algún Bardem nos lea una selección de poemas, pero se puede intentar.